viernes, 28 de julio de 2017

Con el mismo cuento 43 - Crímenes bien pensados

 … y mejor ejecutados.


Apollinaire, Borges, Saki (H. H. Munro)

Los cuentos reunidos hoy, absolutamente distintos, comparten las historias de unos asesinatos muy bien concebidos y ejecutados. La idea de agruparlos por su temática común es de Miss Marple, una fina lectora y asidua visitante del blog. De modo que queda aquí constancia de mi agradecimiento y de su talento.

Sredni Vashtar, de Saki (H. H. Munro, inglés, (1870 Birmania-1916 Francia)
El bergantín holandés, de Guillaume Apollinaire (1880-1818)
Emma Zunz, de Jorge Luis Borges (1899 Buenos Aires -1986 Ginebra)

Pertenecen al género policial clásico e incluyen una vuelta de tuerca adicional: la desilusión (o cierto esperanzado entusiasmo) que causan al poner en evidencia la impunidad lograda por los interesados. No encontrarán acá ese límite preciso entre malos y buenos y la tranquilidad de que los asesinos hayan quedado a buen reparo y por muchos años en la cárcel.
Si leemos policiales buscando claves que nos permitan sentirnos más seguros en nuestro peligroso mundo les adelanto que no las conseguirán pero, a cambio, tendrán un poco de humor y estímulo para nuestras fantasías más ocultas.
 

A El bergantín holandés se lo conoce también como El marinero de Amsterdam o El mono y el loro. Un juego divertido del autor, a tono con los relatos policiales de su época.  

Saki quedó huérfano de madre cuando era muy pequeño y fue criado por unos parientes puritanos, muy rígidos, en Inglaterra. Sredni Vastar, uno de sus más conocidos cuentos, además de su tema central muestra huellas de aquella dolorosa experiencia.

Borges publicó Emma Zunz en la Revista Sur en 1948 y al año siguiente lo incluyó en su libro El Aleph. Está narrado con tanta maestría que logra la indulgencia de los lectores para la protagonista haciendo que olvidemos el centro de los sucesos.
 
http://ciudadseva.com/texto/sredni-vashtar/
http://ciudadseva.com/texto/el-marinero-de-amsterdam/
http://files.lau-mirsa.webnode.es/200000010-b999eba943/EMMA%2520ZUNZ.pdf
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lunes, 24 de julio de 2017

Flaubert y Barnes

El loro de Flaubert y el de Barnes





Eduardo Berti escribió “66 notas preparatorias para una conferencia sobre el tema de la identidad”, inspiradas en las “99 notas preparatorias”, forma inventada por Fredéric Forte. Ambos pertenecen al grupo de experimentación OuLiPo, fundado en 1960, que explora la producción de obras con reglas que limitan y ponen restricciones al uso de la lengua.
Con la debida falta de respeto he intentado hacer algunos comentarios al jugoso libro de Julian Barnes El loro de Flaubert en un ejercicio similar, reemplazando “notas preparatorias” por “plumas” en uso o desprendidas del animal.

Plumas brillantes, opacas, perdidas.

1 – El loro de Barnes deslumbra, causa admiración. Su pluma ironiza, nos hace ver colores y detalles muy interesantes. Es un Ave del Paraíso.

2 – En ocasiones se excede en su mordacidad y el humor se vuelve algo vitriólico. Como cuando se pavonea en el capítulo del examen, ahí se convierte en un Pavo Real.

3 – El loro de Barnes pierde las plumas pero no las mañas.

4 – El hecho de que yo esté escribiendo esto muestra que cualquier cacatúa sueña con la pluma de los grandes plumíferos y con ser un Ave Lira.

5 – La primer pluma que le falta al Loro de Barnes es una llamada Contra Saint Beuve, de M. Proust. Incluso comienza el libro hablando del proyecto del mismo, como el de Marcel, y ronda la misma pregunta: ¿Por qué no nos basta con los libros y seguimos la vida de los escritores? ¿Por qué compramos pelos, fetiches, autógrafos, chismes?

6 – La segunda son las Apostillas a El nombre de la Rosa de Umberto Ecco. El italiano reflexiona sobre esa pregunta diciendo “El autor debería morirse después de haber escrito su obra. Para allanarle el camino al texto.”
Pero nadie se quiere morir así y menos sabiendo que la vaca todavía puede dar un poco de leche. Al fin y al cabo quién no se contradice algunas veces en su vida.

7 – ¡Qué trío de pájaros! Hay un refrán inglés que dice: Birds of the same feathers fly together  (Pájaros con las mismas plumas vuelan juntos). La anterior confirma lo pertinente de la expresión.

8 – Los diferencia cómo maneja cada uno sus contradicciones: Proust, las ignora. Dice que sólo el texto interesa y escribe un ladrillo de chismes y procedimientos criticando lo que termina haciendo. Ecco, dice que el autor “debería” morirse y dejar el camino libre pero, a pesar de esos buenos propósitos, continúa escribiendo muy solemne. Barnes las trae a la superficie, las toma en solfa y aprovecha para escribirlas y divertirse.

9 – El libro es muy borgiano en eso de no citar al inspirador, dar señales equívocas y dejar algunos pocos rastros para que el crimen no sea perfecto.

10 – ¿Qué crimen? El de escribir un libro, una biografía, algo que pretenda ser objetivo o captar la realidad. ¿Qué realidad?  Bueno, paremos acá. Todo sabemos que al fin nada es cierto… (Catulo Castillo, A Homero, tango. – Se refiere a Homero Manzi, no al griego. ¡Ojo!)

11 – Hablando de tangos hay uno que viene a cuento: Qué querés con ese loro, tango satírico de 1929, de Manuel Romero y Enrique Delfino. Lo popularizó una gran cantante y actriz: Sofía La Negra Bozán. Habla de un tipo que se engancha con una bataclana y su mujer la desvaloriza llamándola loro. Pero el tipo se las pica y se libera del yugo conyugal. Disculpas por la redundancia.

12 – El tipo sería lo que hoy llamamos un viejo verde. Ese color “verde” que se atribuye a los viejos libidinosos y a los chistes con alusiones sexuales no viene del color de las plumas de los loros sino del latín viridis que significa vigoroso y ya la usó Virgilio en su Eneida canto IV: la vejez de Dios es briosa y verde.

13 – Es que loro viejo no aprende a hablar.

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23 – Más vale loro embalsamado que cien volando.

24 – La literatura es nutricia, como la leche.

25 – La leche sale, mejor dicho la sacamos, de las ubres.

26 – Las ubres son ubérrimas. Y las palabras cambian con el tiempo. Antes uber y ubérrimo  hacían pensar en un festín de alimentos, fertilidad y abundancia; ahora, en un conflicto entre autos de alquiler y taxistas.

…………….

32 – Una de las plumas más hermosas del loro de Barnes es la irónica puntualización de las diferencias entre “coincidencias” y “casualidades” en las investigaciones de los biógrafos sobre sus biografiados. El delirio los lleva a ver cosas donde no hay nada. (Cap. 5)

33 – Otra pluma brillante es la del capítulo 3: el biógrafo se encuentra ante la imposibilidad de escribir la biografía de Flaubert pues su fuente principal, unas cartas que iba a adquirir, fueron quemadas. El narrador cambia y termina hablando de sí mismo, escribiendo su autobiografía.

34 – Lo anterior está en línea con esa idea de que leemos para ir seleccionando partes de nuestra biografía. Buscando nuestra propia identidad.

………………

39 – Los lectores disfrutamos del virtuosismo de Barnes que maneja la zurda y la derecha con igual contundencia. Tan pronto te tira un cross certero de teoría literaria como un uppercut de ensayo o te hipnotiza contando un viaje en transbordador. Además ya ha encontrado un hobby para cuando cuelgue la pluma: la taxidermia.

40 – El pobre loro termina todo desplumado. Las polillas y el paso del tiempo se ensañaron con él, tan cruelmente, como los escritores con sus venerados precursores.

Fernando Terreno
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