lunes, 21 de marzo de 2016

Con el mismo cuento 38 - Mansfield, Woolf, Blaisten y Lispector

Con el mismo cuento 38 – Felicidad por cuadruplicado


Asunto escurridizo ese de la felicidad. Y no digo nada de conseguirla y retenerla sino, siquiera, de llegar a definirla, a rodearla, a pellizcarla aunque más no fuera.
El tema en común de estos cuentos es el intento de atraparla, de poner en palabras ese trance o el estado de exaltación que asociamos a la “gran palabra”.

Felicidad, (1918) cuento de Katharine Mansfield (1888- 1923)
La Felicidad, (c. 1925, publicado en 1985) cuento de Virginia Woolf (1882-1940)
La Felicidad, (1969) cuento de Isidoro Blaisten (1933-2004)
Felicidad clandestina, (1971) cuento de Clarice Lispector  (1920-1977)

Katharine Mansfield relata la de Berta Young, joven, madre, de alta burguesía inglesa, que descubre la suya plena (“…como si se hubiera tragado un trozo del sol… y este le abrazara… lanzando una lluvia de chispas por todo su cuerpo”) el mismo día en que su esposo hace una cita con una amiga.

Virginia Woolf, editora de la Mansfield, ambienta su cuento en el mismo estrato social pero da un paso adelante diferenciando la felicidad masculina (tejida en reflexiones) y la femenina (más corporal); con un punto en común: es una sensación individual, solitaria, no incluye al otro.

Clarice Lispector le aporta el condimento de lo clandestino al dilatar con diferentes artimañas el encuentro con el objeto de su deseo: la lectura de un libro de Monteiro Lobato.
Así la felicidad se mantiene viva y no se consume al consumarse.

Este último punto es central en toda la obra de Isidoro Blaisten, a punto tal que uno de sus mejores cuentos, Dublín al Sur, lleva un epígrafe de Bioy Casares que lo resume a la perfección: “Las mujeres deseadas y los ideales, ay, se alcanzan.” (A. Bioy Casares, Guirnalda con amores)
En su relato, un par de amigos en la mala se las arregla para sobrevivir y mostrar que la felicidad es un concepto demasiado amplio y diferente para cada persona. El mío, por caso, en estos momentos, ha sido la lectura de estos cuentos, todos, en especial los de Woolf y Blaisten.


Para que no digan que todo me viene bien y que no critico a nadie, les comento que en la búsqueda de material para esta entrada me topé con Demasiada felicidad de Alice Munro.
No se pueden sacar muchas conclusiones por un par de cuentos, pero qué flojo y falto de equilibrio entre forma y fondo. Un sueño de hace unos días me convirtió en justiciero: dividí el Premio Nobel de la canadiense entre los cuatro. Y todos ellos rieron con la ocurrencia, menos yo que me desperté agitado.

http://www.edicionesgodot.com.ar/sites/default/files/virginia-woolf-preview.pdf
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/por/lispec/felicidad_clandestina.htm
http://www.autoresdeconcordia.com.ar/articulos.php?idArticulo=703
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2 comentarios:

Mateína dijo...

Aviso al dueño del blog que he decidido comenzar mi nueva temporada de comentarios. Leo los cuentos y ya vuelvo:)

Fernando Terreno dijo...

Mateína:
Sus comentarios serán leídos con interés (y felicidad.)
Un abrazo.

No funcionaban los comentarios y ¡Oh, milagro! se arregló el desperfecto.