lunes, 1 de diciembre de 2014

Con el mismo cuento 29 - Faulkner y Poe


La caída de la casa Usher (1839), Edgar Allan Poe.
            ¡Abasalón, Abasalón! (1936), William Faulkner, Cap. IX.

El capítulo con que Faulkner cierra su novela y el cuento de Poe giran alrededor de un mismo tema: la desaparición de una estirpe familiar coincide con el derrumbe de la casa que los albergaba y era el símbolo de su poderío.
Los cien años que separan ambas obras se ven en el estilo y el abordaje del concepto de “la enfermedad” pero son muchos más los temas que las unen: la locura, el incesto, la oscuridad, la represión y, en especial, el gótico y lo fantástico. En este sentido, ambas son herederas de la literatura inglesa (y alemana) del comienzos del siglo XIX.
 
En su cuento Poe agrega  referencias intertextuales, incluyendo otros géneros literarios como un poema suyo que había publicado tiempo antes: El palacio encantado. Las lecturas intercaladas de otro texto, que van haciendo los protagonistas, anuncian el desenlace.
La parte de las referencias literarias parece escrita por J.L. Borges. No sé si estarán de acuerdo pero, por favor, lean las líneas que siguen y después me dicen:
Nuestro libro favorito era un pequeño volumen en octavo del Diccionario Inquisitorum, por el dominico Eymeric de Geronne; y había pasajes de Pomponio Mela, acerca de los viejos sátiros africanos y egibanos, con los cuales Usher soñaba horas enteras. Pero encontraba su principal deleite en la lectura cuidadosa de un rarísimo y curioso libro gótico en cuarto – el manual de una iglesia olvidada– las Vigiliae Mortuorum secundum Chorum Ecclesiae Maguntinae.

 
Con ¡Absalón, Absalón! Faulkner cierra la serie de sus novelas situadas en el literario Condado de Yoknapatawpha. Entronca el derrumbe de la familia Sutpen con el del sur derrotado en la Guerra de Secesión. Los hechos exceden ese periodo, pero ese Sur aparece como un destino trágico del cual es imposible desprenderse.
El título del libro está inspirado en un episodio de la Biblia (Reyes, libro de Samuel): Absalón, uno de los hijos del Rey David, mató a su hermano Amnón porque este había tenido relaciones con su hermana Tamara. También sublevó a su ejército contra el de su padre y al enterarse éste de que había muerto en la batalla pronunció las célebres palabras ante el dolor de lo irremediable.
Pero el tema de hoy refiere únicamente al capítulo con que se cierra el libro y que podemos leer como una unidad independiente. Así como él está presente en tantos autores: “Cuando se examina la ficción moderna que se ha escrito en Europa en el último medio siglo, se encuentra la huella de Faulkner por todas partes” (Alberto Moravia) o  “Todos pasamos por la casa de Faulkner” (Augusto Roa Bastos); a mí me parece ver el rastro de Poe en esta parte de su novela.

 
La caída de la casa Usher se puede leer en este enlace:
¡Absalón, Abasalón! Se lee aquí:
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