sábado, 18 de octubre de 2014

Agujeros - Humor y poesía


1
¿A cuánto está el Gruyere?
A 20 (centavos) el agujero.

2
Vendo agujeros para espumaderas.

3
Aviso en la puerta de una fábrica de agujeros: “Cerrada por falta de materia prima”

Hace muchos años estaban de moda chistes como estos. Ahora me he topado con unas líneas -no tienen título siquiera- que posiblemente estuvieran detrás de ellos:

4
Macedonio Fernández (1874-1952).
Cuadernos de todo y nada, Buenos Aires, Corregidor, 1972.

Mujer, ¿cuánto te ha costado esta espumadera?
1,90.
—¿Cómo, tanto? ¡Pero es una barbaridad!
Sí; es que los agujeros están carísimos. Con esto de la guerra se aprovechan de todo.
—¡Pues la hubieras comprado sin ellos!
Pero entonces sería un cucharón y ya no serviría para espumar.
No importa; no hay que pagar de más. Son artificios del mercado de agujeros.

Para terminar, un agujero más poético y zurcido nada menos que por Raúl González Tuñón:
5
La calle del agujero en la media (1930)

Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad
y la mujer que amo con una boina azul.
Yo conozco la música de un barracón de feria
barquitos en botellas y humo en el horizonte.

Tú crees todavía en la revolución
y por el agujero que coses en tu media
sale el sol y se llena todo el cuarto de luz.
Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad,
una calle que nadie conoce ni transita.
Solo yo voy por ella con mi dolor desnudo
solo con el recuerdo de una mujer querida.
Está en un puerto. ¿Un puerto? Yo he conocido un puerto.
Decir, yo he conocido, es decir: Algo ha muerto.

La viñeta es de Faro.
.

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