miércoles, 30 de julio de 2014

Acertijo


 El señor J.T. se casó, hacia 1930, con la hermana de su viuda.
¿Es posible el enunciado planteado?
Se aceptan soluciones.


Les adelanto que, aunque en principio contraría nuestra manera lógica de razonar, es perfectamente posible. No sólo lo es, sino que es una de las posibilidades  que se abren hacia el final de la novela “El alcalde de Furnes”, publicada en 1939 por el belga Georges Simenon. Una de sus novelas no policiales, o novelas sin el comisario Maigret, que junto con Los hermanos Rico de 1952 y El gato de 1966 está entre lo mejor de su vastísima obra. Obra, vale la pena decirlo, bastante repetida y desigual, como no podría ser de otra forma ya que abarca casi 200 novelas.


Los autores de las viñetas son El Juan Pérez y Liss.
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sábado, 26 de julio de 2014

Música y cocina clásicas

Postres líricos ma non troppo.
Uno de origen italiano y otro multinacional, ya que fue creado en Londres, por un cocinero francés para una soprano australiana.


Bomba helada Bellini
Un helado de vainilla se rodea con trozos de ananá (o piña) y cubre con pistachos macerados en limón y una salsa (almíbar grueso) del mismo ananá. Se pueden agregar unas frutillas para darle color.

Copa Melba
Sobre un helado de vainilla se colocan trozos de duraznos (naturales o al natural) y se lo recubre con una salsa de frambuesas.

El primero se atribuye al compositor siciliano Vincenzo Bellini (1801-1835), nacido en Catania, autor de óperas célebres como La Sonnambula, I puritani di Scozia y Norma. El hombre debe haber sido un sibarita porque un antiguo y clásico plato siciliano, la pasta con una salsa con berenjenas, ha sido bautizado como Pasta allla Norma en homenaje al él y a su heroína.

El segundo fue creado en 1892 por el célebre cocinero francés Auguste Escoffier, cheff del Hotel Savoy de Londres, en honor a la cantante australiana Helen Porter Mitchel que actuaba en el Royal Opera House con gran éxito. El postre gustó tanto a la homenajeada, cuyo nombre artístico era Nellie Melba, que fue bautizado con su nombre. También parece que fue uno de los responsables de que la Melba engordara más allá de lo aconsejable, por lo que el bueno de Augusto tuvo que inventarle unas tostaditas que también llevan el nombre de la diva, pero que se perdieron en los pliegues de sus vestidos y de la historia.
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miércoles, 23 de julio de 2014

Ánforas, petacas, doliums, cántaros... Humor


Acabemos con este asunto de los recipientes vinarios (no binarios, ojo), dando un repaso a los que hemos utilizado desde viejos tiempos.

Odre, del latín, uter, utris (¡Uy, dónde nos estamos metiendo…!) Cuero, generalmente de cabra que, cosido y pegado por todos lados menos por el cuello, sirve para contener líquidos como vino y aceites.


Ánfora, del lat. amphŏra, y este del gr. ἀμφορεύς 'vaso grande de dos asas'.
1. f. Cántaro alto y estrecho, de cuello largo, con dos asas, terminado en punta, y muy usado por los antiguos griegos y romanos.
2. f. Medida antigua de capacidad, equivalente, entre los romanos, a 26,2 l.


Dolium, nombre latino de las ánforas de cerámica romanas donde guardaban el vino enterrado o en cuevas subterráneas, para conseguir las mejores condiciones de conservación.

Cadus, que en latín justamente significa vasija y que precisamente era en estas, donde en la antigüedad se almacenaba el vino.

Cántaro, 1. m. Vasija grande de barro o metal, angosta de boca, ancha por la barriga y estrecha por el pie y por lo común con una o dos asas.

 
Petaca: 3. f. Botella de bolsillo, ancha y plana, que sirve para llevar bebidas alcohólicas.

Hasta llegar, finalmente, a la plebeya botella, cuyo significado según un diccionario cordobés (de la Nueva Andalucía) es el siguiente:
Boteia: 1. F. Envase de vidrio o plástico, normalmente utilizado para guardar vino fraccionado o hacer la mezcla (véase Convinado). 2. Adj.: Verde Boteia: Tonalidad verdolaga típica, uno de los tres colores cordobeses característicos (veasén: Amarío patito y Nero culiau) que se distinguen en elevado estado de ebriedad (Véase: Chupao o Mamao).


Todos, cual más, cual menos, tienen lo suyo y han dado que hablar a beodos y poetas a lo largo de los tiempos. Ahora bien, si de poesía se trata no habrá ninguno como el cántaro o las ánforas. ¡Qué hermosas suenan esas palabras!
“Cántaro”, “cantarina agüita de tu cántaro”, “déjame beber de tu cántaro”. De pronunciarla nomás se nos llena de agua la boca.
“Yo tengo una bella ánfora, llena de regio vino”, “Las ánforas de Epicuro”, “En el mar de ánforas”. Grandes poetas, Rubén Darío el primero, han usado sus ánforas en sentido literal (el hombre chupaba, perdón, libaba, como ladrillo de segunda) y en el metafórico, por la agradable sonoridad de la palabra.
Dicho sea de paso, ya que estamos dándole al ánfora, vale recordar aquí a la jitanjáfora, palabra que no significa nada, pero que inventó el mexicano Alfonso Reyes, porque sonaba lindo nomás.

¡Salud!
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sábado, 19 de julio de 2014

Toneles y barriles


Benditos sean los artesanos de la Galia que se las ingeniaron para hacer unos recipientes con listones de madera donde almacenar el vino y dejar de lado los pesados de barro o los frágiles de cuero que se usaban en tiempos antiguos. Reconozcamos también la fineza de los romanos que les robaron esos vinos y admitieron que eran muy superiores a todos los otros que saqueaban por el resto del Mediterráneo.
Dejemos, por ahora, el tema del vino a un lado y volvamos al maravilloso recipiente hermético que se desarrolló a partir de allí y a esa innovación que atravesó 20 siglos y nos acompañó casi hasta ayer: el tonel.


Sólido, por su forma cilíndrica abultada; de fabricación simple, por el ensamble de partes pequeñas; reparable; fácil de mover girándolo sobre la panza, de estibar y soportar largos viajes apoyado sobre una de sus bases; todas son virtudes para este diseño mejorado con paciencia a lo largo de los tiempos.
La artesanía se transformó en industria hacia el año 1000 y los maestros toneleros formaron unos de los primeros gremios allá por el siglo XIII. Para el XV ya tenían un estatuto especial y privilegios otorgados por el rey de Francia.


Se fabricaron toneles de todos los tamaños imaginables pero, para la industria del vino, se consolidó el de aprox. 208 litros (55Gal) de capacidad como barril estándar.
Un caso curioso es que los primeros tambores de chapa de acero, que se usaron en la industria petrolífera (el tambor “Bayonne” de la ESSO, por ejemplo), se hicieron con la misma forma abombada que los de madera y de la misma capacidad. Debió pasar más de medio siglo hasta que se tomara nota que no era necesario (por el contrario, era una formidable complicación constructiva) el “bombée” y que la forma cilíndrica con un par de nervios era igualmente útil y resistente.

Otro “barril” muy importante para nuestras vidas, el WTI (West Texas International), es una abstracción completa y no sirve para contener nada. Se trata de una unidad de medida (42 galones, 159 litros) tomada como base para cotizar un precio de referencia al valor del petróleo en el mercado internacional.
Así, entre realidades y abstracciones, pasan las cosas, la energía y los vinos, por delante de nuestras narices.

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miércoles, 16 de julio de 2014

Piscos


El destilador deja caer las últimas gotas. Desechadas las puntas, ajustada la graduación alcohólica y balanceadas las tiradas, la partida va a reposar a unas extrañas vasijas cerámicas con forma de buche o cuerpo de pájaro: los Piscos.
Hay algo sorprendente en las formas de esas vasijas. No se sostienen ni por una base ni por la otra, no poseen argollas o manijas para su transporte, no son fáciles de abrir o limpiar, y sin embargo su uso ha perdurado por siglos enteros. ¿Quién habrá hecho las primeras y porqué los demás continuaron una forma que parece poco práctica? En el vecindario hubo grandes alfareros y los piskos se usaban para almacenar chicha y otras delicias desde antes de la llegada de los conquistadores.


Muchos años y muchas culturas están detrás de la palabra quechua Pisko, que significa ave o pájaro. Los primeros pobladores, los Paracas y Nazcas, 1000 años A.C.,  llamaron Pisko al valle por la gran cantidad y variedad de pájaros. Para el Siglo XVI los españoles trajeron la vid y empezaron una industria que se hizo emblemática.
Al frente de la operación del alambique está don Mamerto Piscocolla, natural de Piscopampa, venido hace años a la Ciudad de Pisco, en esta finca sobre el río Pisco, unos kilómetros antes del puerto de Pisco, responsable de la elaboración del aguardiente que, seguramente para no complicar las cosas, también lleva el nombre de Pisco. Para nosotros hoy, Pisco es la bebida y es el Perú.

 
PS: Tomen nota los que acusan a este sitio de promover el beverage que la entrada trata acerca de los botellones de terracota, no del contenido. También es cierto que una cosa trae otra y, sobre el punto, más que mil palabras valen unos traguitos… (Si hay para elegir, al pulpero le gusta el de uva quebranta.)
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viernes, 11 de julio de 2014

Con el mismo cuento 23 - Faulkner y Onetti

Novias de locura


 Quiéreme, quiéreme hasta la locura, así sabrás la amargura, que estoy sufriendo por ti.
Los boleros son maravillosos y sintéticos a más no poder. María Grever dice en dos versos de Júrame lo que a Faulkner le lleva ocho páginas y a Onetti doce. Eso sí, los dos cuentos son excelentes y una muestra cabal de las obsesiones y de la maestría de sus autores.
Curiosamente, el de Faulkner tiene una lectura fácil y su narración es tan simple que no parece de él; por el contrario, el otro es un Onetti legítimo, de estilo complicado y lectura que requiere un esfuerzo, bien recompensado, por supuesto. El tema compartido es que las dos protagonistas tienen novios reticentes al matrimonio, cuestión que cada una de ellas resuelve a su modo.


Una rosa para Emily, 1931, William Faulkner.
La señorita Emily Grierson, “noble hija de un guerrero” veterano de la batalla de Jefferson, es una flor que se va marchitando en una pequeña ciudad del sur algodonero de los EEUU, una generación después de la Guerra de Secesión. Luego de la muerte del padre, que en  vida le espantaba posibles candidatos, empezó una relación con un capataz llegado del norte, un yanqui algo ambiguo, que la acompañaba en sus paseos dominicales. Parecía haber planes de casamiento, llegaron a encargar algo con sus nomogramas en la joyería, pero alguna grieta se coló en la relación. Las damas y los señores del pueblo comenzaron con habladurías, que sí, que no, hasta que el candidato desapareció. Al cabo de un tiempo regresó, para desaparecer de nuevo. Esta vez ya no se lo volvió a ver.
Emily se encerró en su casa, de donde pocas veces salió. Sólo la acompañó, por años, su fiel criado negro hasta que su vida se apagó con alguna que otra sorpresa para alterar la rutina pueblerina.
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/faulkner/una_rosa_para_emilia.htm

La novia robada, 1968, Juan Carlos Onetti.
Moncha Insaurralde vive su casamiento frustrado como una peregrinación alucinada que culmina en locura, suicidio y muerte. Al narrador se suman el propio J.C.O y un “narrador colectivo” (las “fuerzas vivas” de Santa María); comentan los sucesos y van inventando/reconstruyendo la vida de Moncha. La comunidad mantiene su complicidad con la locura y las ilusiones del personaje y las alimenta hasta convertirlas en su propia, mítica locura. A Moncha el destino le robó su ilusión; Onetti se la devuelve con este cuento en forma de carta, donde mezcla historias honorablemente robadas/tomadas, como él mismo consigna en el título y en el cuento (Bisinidem).
http://inabima.gob.do/descargas/bibliotecaFAIL/Autores%20Extranjeros/O/Onetti,%20Juan%20Carlos%20(1909-1994)/Cuentos/21.%20Onetti,%20Juan%20Carlos%20-%20La%20novia%20robada.pdf

Un detallado estudio de la relación entre los dos cuentos, escrito por Josefina Ludmer, se puede leer aquí:
http://www.cartas.org.ar/lecturas/lec-lud-lan.html
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domingo, 6 de julio de 2014

Con el mismo cuento 22 - Goethe, Irving y Cadícamo

Noviazgos complicados


Romeo y Julieta son la prueba evidente de que una cosa tan linda y simple como un noviazgo puede complicarse. No son los únicos, otras parejas han tenido problemas -no menos dramáticos- en sus relaciones y grandes escritores nos contaron esas cuitas.
Los autores de hoy abordan en sus obras el amor más allá de la muerte de uno de los amantes.

            La novia ausente, 1933, Tango de Enrique Cadícamo.
La novia de Corinto, 1798, poema de Wolfgang Goethe.
La aventura de un estudiante alemán, 1824, cuento de Washington Irving.
 
 
El tango de Cadícamo es un resumen de la ideología (¿o patología?) del porteño sobre el paso del tiempo, la nostalgia, la relación del amor con la muerte; todo en un poema modernista con declarada influencia de Ruben Darío, al punto de incluir seis versos de la Sonatina. Tanto influía Darío en nuestros tangueros que Celedonio Flores usó los mismos versos, pero los pasó al lunfardo en su propia Sonatina: ¡La bacana esta triste! ¿Qué tendrá la bacana? / Ha perdido la risa su carita de rana
Acá lo pueden escuchar cantado por Gardel:
https://www.youtube.com/watch?v=LIK_Tqhfg0Y

El poema de Goethe recrea otro similar romano y transcurre en el año 57 D.C., para la época en que San Pablo escribía su carta a los corintios, en el medio del conflicto paganos versus cristianos. Novio ateniense (pagano) llega a Corinto y se enamora de una niña de una familia cristiana. La madre a asesina a su hija con tal de salvarla de las garras del maligno, pero el amor es más fuerte y…
http://www.edu.mec.gub.uy/biblioteca_digital/libros/g/Goethe%20-%20La
novia%20de%20Corinto.pdf

La aventura de un estudiante alemán es un clásico de la literatura norteamericana, corto, atractivo y narrado con sencillez. Tiene influencias del romanticismo y fantasmas del gótico. Ambientado en plena Revolución Francesa cuenta las peripecias de un estudiante alemán al que los amigos envían a Francia para ver si un cambio de ambiente lo ayuda a salir de su melancolía. Pero París no era una fiesta al momento de su llegada, en plena instalación del Terror y funcionamiento a destajo de la guillotina que entre otras cabezas…
http://www.taringa.net/posts/arte/3124608/La-aventura-del-estudiante-aleman-Washington-Irving.html
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viernes, 4 de julio de 2014

Nate Silver y Adrián Paenza

Predicciones (bolazos) mundialistas


El 15 de junio de 2014 (Las predicciones de Nate Silver, Página12) el prof. Paenza nos hizo conocer a su colega, recomendó fuertemente la lectura de su último libro y, acabadas las calurosas alabanzas, presentó sus predicciones sobre los resultados de la fase clasificatoria del Mundial 2014 basadas en un sesudo algoritmo matemático.
Concluida esa etapa, el cotejo de los resultados y las predicciones es el siguiente: 
 

Grupo

Predicciones

Resultados

Aciertos

A

Brasil-México

Brasil-México

2

B

España-Chile

Holanda-Chile

1

C

Col.-Costa de M.

Colom-Grecia

1

D

Uru.-Ing.

Costa Rica-Uru

1

E

Fra.-Suiza

Fra.-Suiza

2

F

Arg.-Bosnia

Arg.-Nigeria

1

G

Ale.-EEUU

Ale.-EEUU

2

H

Bel.-Rusia

Bel.-Argelia

1

Es decir, 11 aciertos sobre 16 posibles. Ahora bien, si tenemos en cuenta que entre 4 y 6 (Bra, Fra, Arg, Ale y Bel) eran “cantados”, la realidad es que el Nostradamus Matemático acertó 6 de 11 o 5 de 10, lo que representa un valor cercano al 50%.  Algo menor al porcentaje de aciertos de cualquier persona que sepa menos de fútbol que un músico taiwanés, mi Tía Norma o el florista de la esquina.

Pareciera ser que el mentado Algoritmo matemático científico no tuvo en cuenta una de las razones, quizá la más importante, por la que vemos fútbol a pesar de: barrabravas apretando/arreglando partidos, resultados amañados por la mafia o por la FIFA, árbitros más vendidos que el argentino Lunatti o el paraguayo Amarilla, etc., etc. Los miramos por la remota posibilidad  de que Van Persie le haga un sombrero a Casillas; de que James Rodríguez la pare de pecho de espaldas al arco y de media vuelta la clave en el ángulo; de que el australiano Tim Cahill haga uno de los goles más electrizantes del mundial al pegarle “de aire” a un centro de 60 metros (de Ryan McGowan) y le rompa el arco a Holanda (Holanda 3 –Australia 2). Por todo eso y por la pequeña posibilidad de que Messi y Cía. conviertan una probabilidad tan pequeña en un milagro, que sabemos positivamente que no existen… pero queremos comprobarlo.
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