jueves, 30 de mayo de 2013

Los Mitre y otros traidores - 1865


En un artículo publicado hoy, en el diario Página12, hay una detallada reseña sobre el “modus operandi” de los imperios de turno y sus representantes locales en el proceso de colonización y sometimiento de nuestros países. El circuito préstamos-venta de armas-guerras-generación de deuda externa-sometimiento político-apropiación de la economía está cuidadosamente descripto, en especial el papel de los cómplices locales del despojo.
Acá van unos fragmentos a título de muestra.
 
El 27 de mayo de 1865 se aprueba por ley contratar un empréstito externo por 12.000.000 de pesos fuertes, equivalentes a 2.500.000 libras esterlinas. Hacia 1865, las bases de una Argentina agropecuaria y semicolonial, complementaria y dependiente de la economía industrial británica, se encuentran establecidas. La oligarquía porteña sabe que para imponer esa política es necesario acallar a los pueblos interiores, a los federales de la Banda Oriental –el Partido Blanco–; y también a ese insólito “mal ejemplo de desarrollo estatal” que es el Paraguay de los López.
El gobierno uruguayo y el imperio del Brasil comparten la idea y se anuda el acuerdo de la Guerra de la Triple Alianza. Pero Mitre no tiene recursos para tamaña empresa.

El empréstito se pacta con el Baring Brothers, por 2.500.000 libras, a concretarse en dos series, la primera en 1866 y la segunda, en 1868. Como es obvio, los títulos no se colocaron a su valor nominal: la primera serie, 518.000 libras, se coloca al 75 por ciento y la restante, 1.982.000 libras, al 72,5 por ciento, lo que reduce el importe a recibir a 1.819.100 libras. Esta cifra, a su vez, disminuye porque se descuentan los “gastos de colocación y transmisión” por 68.817 libras y los gastos del comisionado, otras 14.580 libras que llevan el importe a un neto de 1.735.703 libras, es decir, al país le llega el 69 por ciento del endeudamiento contraído.

En marzo de 1863, Mitre, a quien el historiador inglés Ferns califica como “un patriota argentino cuyo corazón había sido colonizado por el temperamento victoriano”, obsequió 300 mil hectáreas de las más espléndidas tierras argentinas a ferroviarios ingleses y delegó, en el recién fundado Banco de Londres, la responsabilidad de nominar a quien debía ser ministro de Hacienda de su gabinete. Luego admitirá al representante inglés Edward Thornton como asesor de su gobierno con derecho a participar en el consejo de ministros.


El artículo se titula 1865, su autor es Julio De Vido –Ministro de Planificación Federal de la República Argentina– y se puede leer completo en este enlace:

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martes, 28 de mayo de 2013

Diccionario - Humor


INTELECTUAL: Individuo capaz de pensar por más de dos horas en algo que no sea sexo.

FENÓMENO: Usado como adverbio es vulgarismo o, mejor dicho, vulgarísimo. Significa muy bien.

CURA: Persona a la que todos llaman padre, menos sus hijos que lo llaman tío.

BOY SCOUT: Un niño vestido de estúpido, comandado por un estúpido vestido de niño.

NINFÓMANA: Término con el cual un hombre define a una mujer que desea tener sexo más a menudo que él.

BRUJAS, CACERÍA DE: Toda acción contra los comunistas.

CONSULTOR: Alguien que te pide tu reloj, te dice la hora y te cobra por hacerlo.

FABULOSO: Muy bueno, excelente.

VERIFICAR: Cumplir.

ANÁLISIS: Entre entendidos, psicoanálisis. Para emplear la palabra en su acepción anticuada de examen, añádase el epíteto “exhaustivo”, que la actualiza.

BÁRBARO: Excelente, maravilloso.


Definiciones honorablemente sustraídas de diferentes diccionarios, principalmente de:
Adolfo Bioy Casares, Breve diccionario del argentino exquisito.
Se ruega enfáticamente disculpar tantos adverbios terminados en mente.

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viernes, 24 de mayo de 2013

Esquina peligrosa (cuento breve)


El señor Epidídimus, el magnate de las finanzas, uno de los hombres más ricos del mundo, sintió un día el vehemente deseo de visitar el barrio donde había vivido cuando era niño y trabajaba como dependiente de almacén.

Le ordenó a su chofer que lo condujese hasta aquel barrio humilde y remoto. Pero el barrio estaba tan cambiado que el señor Epidídimus no lo reconoció. En lugar de calles de tierra había bulevares asfaltados, y las míseras casitas de antaño habían sido reemplazadas por torres de departamentos.

Al doblar una esquina vio el almacén, el mismo viejo y sombrío almacén donde él había trabajado como dependiente cuando tenía doce años.

-Deténgase aquí, -le dijo al chofer. Descendió del automóvil y entró en el almacén. Todo se conservaba igual que en la época de su infancia: las estanterías, la anticuada caja registradora, la balanza de pesas y, alrededor, el mudo asedio de la mercadería.

El señor Epidídimus percibió el mismo olor de sesenta años atrás: un olor picante y agridulce a jabón amarillo, a aserrín húmedo, a vinagre, a aceitunas, a acaroína. El recuerdo de su niñez lo puso nostálgico. Se le humedecieron los ojos. Le pareció que retrocedía en el tiempo.

Desde la penumbra del fondo le llegó la voz ruda del patrón:

-¿Estas son horas de venir? Te quedaste dormido, como siempre.

El señor Epidídimus tomó la canasta de mimbre, fue llenándola con paquetes de azúcar, de yerba y de fideos, con frascos de mermelada y botellas de lavandina, y salió a hacer el reparto.

La noche anterior había llovido y las calles de tierra estaban convertidas en un lodazal.

Marco Denevi, Esquina peligrosa, de su libro Falsificaciones.

 
Se trata de uno de los deliciosos cuentos cortos de Denevi, que juega aquí con la cristalización del tiempo que suelen hacer muchas personas. Yo mismo, sin ir más lejos, tengo dificultades para hacer consciente el hecho de haber salido ya de la adolescencia.
El nombre Epidídimus es otra muestra del humor del autor, ya que hace referencia al epidídimo, órgano situado sobre los testículos cuya función es recoger el semen.
Elegí este cuento por su título y la relación con la entrada anterior, pero –en caso que les haya gustado– pueden continuar con Cuento policial, Cuento de horror, La mujer ideal no existe, y otros del mismo autor, en este enlace:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/denevi/md.htm
 
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martes, 21 de mayo de 2013

Esquinas inexistentes y esquinas duplicadas


No hay que dar nada por sentado. Si algún deudor nos dice que “mañana a las 10 hs. va a saldar esa vieja deuda” y propone que nos encontremos en Gelly y Obes, estamos sonados.
Gelly y Obes, como Pi y Margall, Ortega y Gasset, Batlle y Ordóñez, de la Paz y Figueroa,  parecen esquinas pero no lo son.
Se trata de calles con apellidos compuestos, de las que hay un total de trece en nuestra querida ciudad de Buenos Aires. Las restantes son: López y Planes, Cepeda y Ahumada, Guido y Spano, Menéndez y Pelayo, Ramón y Cajal, Torres y Tenorio, Olaguer y Feliú y Vértiz y Salcedo.
Estos apellidos son parte de la herencia hispana que impregna nuestra historia.

Si lo que en realidad necesitamos es un pretexto para NO encontrarnos con alguien, hay en Buenos Aires una calle especial: la calle Berlín, en el barrio Parque Chas.
La calle Berlín es circular y tiene 2 esquinas con cada una de las 3 calles que la cortan (Ávalos, Gral. Victorica y Gándara). De modo que uno se cita en Berlín y Gándara (una de las duplicadas) y siempre tendrá la posibilidad de atribuir el desencuentro a que “estuve esperándote media hora, pero en la otra esquina.”
Hay otras dos calles circulares en la ciudad, Patricias Argentinas y Burmeister, bordeando el parque Centenario, en el barrio de Caballito. Pero las calles que las cruzan, cambian de nombre.


En la foto el edificio Bencich de Avda. Diagonal Norte y Florida, Buenos Aires.
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viernes, 17 de mayo de 2013

Novelas, clasificación - Clases de literatura por $200

Los géneros literarios


¿Cómo no distinguir una poesía de una prosa, un prospecto medicinal de un ensayo, un cuento de una novela?
Si bien el afán clasificatorio viene desde Aristóteles, hacer una teoría y clasificación de los géneros literarios parece una cosa fácil pero no lo es. Para colmo de males, los humanos tenemos una tendencia a complicar las cosas que es innecesario remarcar. Hasta hace poco tiempo si había una cosa fácil de distinguir eran las poesías. Todos los versos tenían la misma cantidad de sílabas y, si encima le agregábamos la rima, hasta yo era capaz de dictaminar, con seguridad, “poesía”. Pero apreció el verso libre -ni les digo la prosa poética- y ahí se empezó a complicar el asunto. Y así como dije poesía pude decir cualquier otro género.

Desde siempre lo que no entra en alguna de nuestras “categorías” o “no tiene nombre” nos inquieta o nos da miedo (y no sólo en los géneros literarios, ni qué hablar en los otros “géneros”).
Por ejemplo, el gran Humberto Costantini escribió Háblenme de Funes a la que si se le echa una ojeada superficial es una novela policial corta sobre una vieja orquesta de tango, pero resulta que su prosa aparente es poesía en verso libre y, si se toma el trabajo de contar las sílabas, no es verso libre, son endecasílabos perfectos. El tipo ha escrito una tragedia griega completa (en verso, con coro, como la escribían los griegos) y uno, lector desprevenido, cree estar leyendo un novela por no decir una novelita. ¡Hay que tener ganas de complicarnos la vida!

Felices los tiempos antiguos en que había sólo dos estilos; el alto, sublime, elevado, por un lado y el bajo o prosaico por el otro.
De decir esta obra es tal o cual cosa se ocupan los propios literatos, los analistas, el editor y los críticos, que generalmente repiten lo que dice el primero que tocó el tema o un amigo del autor al que le pidieron que escriba el prólogo.
Hoy nos ocuparemos del género NOVELA y de sus posibles clasificaciones.
Si, por una casualidad, estuviéramos de acuerdo en que a una obra dada se le puede aplicar la etiqueta novela y quisiéramos ubicarla de algún modo entre sus pares, el abanico de categorías se abre de tal modo que se hace muy difícil encajarla por completo en alguno de los casilleros.

Las variantes que se nos presentan son amplias: picaresca, epistolar, bizantina, caballeresca, clave, tesis, gótica, histórica, morisca, filosófica, social, pastoril, exótica, policial, policial negra, regional, rústica, sentimental, folletinesca, costumbrista, didáctica, fantástica, rosa, psicológica, romántica, realista, naturalista, social, indigenista, nouveau roman, realismo mágico, barroca, neo-barroca y la lista sigue.
En caso de duda, La Pulpera les recomienda este método infalible para demostrar nuestra condición de conocedores: elegir una de las siguientes opciones: moderna, decimonónica (hay que asegurarse que el autor sea del siglo XIX o haya copiado el estilo) o clásica. Poniéndole alguna de estas tres etiquetas habremos acertado en la gran mayoría de los casos y estaremos a salvo de dudas inoportunas.

Si estas persistieran, hay una clasificación infalible porque engloba todo lo que venga (así sea el prospecto de la olla a presión que se quedó olvidado en la biblioteca o la  guía telefónica): “de ruptura”.
Llamándola de tal modo podemos estar seguros de haber acertado, además de dejar boquiabiertos a nuestros interlocutores con la amplitud de nuestros conocimientos.

Los autores de las ilustraciones son Fernando Vicente (Escritoras) y Argüelles (El editor...)
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jueves, 16 de mayo de 2013

El secreto

Simonimo Simonini, de tanto camuflarse en su oficio de falsificador y espía, termina dudando de su propia identidad. No quiere ser espía pero quiere que los otros crean que lo es, para vender mejor sus informaciones. Para eso recurre a la siguiente estrategia: cuenta lo que ya se sabe (adornándolo un poco) para lograr que le crean.
Trata de conocer el deseo de sus mandantes y falsifica informaciones que los ayuden en la construcción del enemigo que tienen pensado a priori. En la construcción imaginaria (y verosímil) de sus secretos radica su poder, dado que “El secreto que confiere poder es el secreto vacío, el que no existe”.

Umberto Ecco, comentarios sobre El cementerio de Praga, en una charla que pueden ver en youtube. (El resumen es mío pero las ideas son de él. Cualquier queja se la hacen directamente).
 
 

Leo, la protagonista, escribe en secreto novelas rosas, con gran éxito, bajo el seudónimo de Amanda Gris. Más allá de la literatura el personaje va construyéndose como una copia de los modelos de las escritoras que admira. Como su matrimonio se derrumba, se atormenta, entrega al alcoholismo y a los tranquilizantes. Su producción lo refleja. Ya no cumple con los cánones del género y es rechazada. Abrumada por la soledad y el fracaso intenta suicidarse. Su melodramática existencia se mezcla con su escritura. Al final, se descubre el secreto y todo se arregla bien. Aunque su mejor amiga se queda con el marido, ella liga un amoroso angelical, llamado, no casualmente, Ángel, en un final tipo Hollywood, especie de parodia y toque de atención a los espectadores.

Pedro Almodóvar, La flor de mi secreto, 1995, película con Marisa Paredes e Imanol Arias.


Nadie podrá explicar por qué se supo ni cómo. … No había motivos para sospechar. Doña Mariana había vivido siempre en Madrid y sólo vino a Pueblanueva a la muerte de su padre. Entonces la conoció don Jaime.
Pasó un año. Un día regresó… El hijo ya había nacido. No traía con ella criada que estuviera en el secreto y pudiera irse de lengua, ni ella, naturalmente, lo dijo a nadie. Se sospechó, pero ¿por qué? Quizá alguna mujer. Las mujeres adivinan lo que a los hombres nos pasa inadvertido.
… El escándalo de doña Mariana fue un escándalo en voz baja… hasta que Peix, el comerciante de paños, catalán, supo quién…  Peix fue durante una semana el hombre más importante de Pueblanueva. Poseía los datos del secreto y no se los contaba a nadie.
¡Qué crueldad la suya, o qué talento! … Vendió más en quince días de lo que había vendido en un año. Se hicieron amigos suyos quienes jamás lo habían deseado. …
El cuento de doña Mariana fue la base de la fortuna de los Peix, un capitalito muy seguro que los hijos se ocupan ahora de dilapidar. … Se supo que…

Gonzalo Torrente Ballester, Los gozos y las sombras,1971, pág. 20, Alianza Editorial, 1995

Los ejemplos muestran tres modos de abordar el tema de lo secreto. La palabra “secreto” es muy interesante ya que tiene dos acepciones, una como sustantivo y otra como participio pasado del verbo segregar. Es lo que se oculta y guarda celosamente y a la vez lo que se secreta o expulsa. (Me viene a la cabeza preguntarme: ¿las secretarias guardarán los secretos?)
En cualquiera de los casos es indudable que quien posee un secreto tiene el poder sobre algo o alguien y que al decirlo, segregarlo o hacerlo público disuelve ese poder.
En la novela de Torrente Ballester, el secreto se disuelve desde el mismo momento en que doña Mariana no tiene inconveniente alguno en reconocer públicamente que es madre soltera y, lejos de avergonzarse, se ufana de ello. Pero, lo que no les he dicho todavía es quien resulta ser el padre. El padre es…
Disculpen se me está acabando la tinta. Lo contaré en una próxima entrada. De esta manera conservaré el secreto y la atención de mis queridos lectores. En caso de que haya algún ansioso entre ellos, no tienen más que leer toda la novela. Aunque no estoy muy seguro, creo que allí está la respuesta. Eso sí, son 3 tomos.
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jueves, 9 de mayo de 2013

Cuentos para mayores de… Humor

1 Caricias
Un matrimonio mayor está en la cama en una especie de duermevela cuando el marido empieza a acariciar suavemente a  su compañera. Sus manos se deslizan en círculos cada vez más grandes, se detienen morosos en algún lugar, prosiguen…
De repente se interrumpen bruscamente y la esposa, que estaba muy a gusto, dice:
-Dale, seguí, ¿por qué paraste? Estaban tan lindas…
-Ya encontré el control remoto.

 
2 Cianuro
Llega una mujer a la farmacia y pide que le vendan cianuro.
-¿Para qué lo quiere, señora?, -pregunta el farmacéutico.
-Para matar a mi marido.
-Si es para eso, de ninguna manera se lo puedo vender.
La mujer saca de su cartera una foto donde su marido y la mujer del farmacéutico están haciendo el amor y se la muestra. El tipo la observa con cierta sorpresa, la deja a un lado y le dice.
-Con receta es otra cosa. ¿Cuánto quiere?

3 Odontólogo
-Vengo a que me saque los dientes...
-Pero señor, si usted no tiene dientes.
-Sí doctor; acabo de tragármelos.

4 Pediatra
Una mujer lleva a un bebé recién nacido al doctor.  La enfermera los hace pasar al consultorio.
Cuando el médico se presenta, examina al niño, lo mide, lo pesa y descubre que está debajo del peso normal. Pregunta si se alimenta con biberón o con el seno materno.

-Seno materno, responde la señora.
-Por favor señora -dice el doctor- descúbrase los pechos.
La mujer obedece, y el médico toca, aprieta, palpa y oprime ambos pechos, en un examen detallado.  Luego le indica a la señora que se cubra y le dice:
-Con razón el niño pesa poco señora, usted no tiene leche.
-Ya lo sé. Soy su abuela.

5 Pileta
La noche era insoportablemente calurosa.
–No tengo ganas de ponerme nada encima –dijo el hombre a su esposa, después de ducharse– ¿Querida, te parece que los vecinos dirán algo si me baño desnudo en la pileta?
–Probablemente digan que me casé con vos por tu dinero.


Los dos primeros son de mi proveedor habitual, Julio Cazón. El último salió en Playboy hace mil años. Los otros dos no recuerdo a quién se los robé (ni tampoco si tomé la pastilla para la memoria esta mañana).
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domingo, 5 de mayo de 2013

Recetas de cocina (sin garantía)


1 Huevos pasados por agua
“Ponga el agua a hervir en una olla (cuando se forman globitos quiere decir que ya está hirviendo); escoja dos huevos (para una persona) y sáquelos del refrigerador. Póngalos bajo el agua tibia para prepararlos. Coloque cada huevo en una cuchara, uno después del otro, y déjelos caer suavemente en el agua hirviendo. Consulte su reloj pulsera. Sepárelos con la cuchara para impedir que se choquen (los huevos tienden a rodar). Si cualquiera de los huevos se rompe en el agua (ahora hirviendo como loca) y empieza a despedir una nube de una cosa blanca como una médium en una sesión antigua, pésquelo y tírelo a la basura. Tome otro y sea más cuidadoso. Después de 200 segundos o digamos 240 (tomando en cuenta las interrupciones), empiece a sacar los huevos. Póngalos con la parte redonda para arriba en dos copas. Con una cuchara pequeña dé unos golpecitos, tap-tap, a la redonda y trate de abrir una tapa en la cáscara. Tenga a mano un poco de sal y pan (blanco) con mantequilla. Cómalos”.

2 Caldo de congrio
Tome un congrio limpio y desollado. En una sartén con aceite de oliva “…deja el ajo picado / caer con la cebolla / y el tomate / hasta que la cebolla tenga color oro. / Mientras tanto / se cuecen / con el vapor / los regios / camarones marinos / y cuando ya llegaron / a su punto, / cuando cuajó el sabor / en una salsa / formada por el jugo / del océano y por el agua clara / que desprendió la luz de la cebolla, / entonces / que entre el congrio / y se sumerja en gloria, / que en la olla / se aceite, / se contraiga y se impregne. / Ya sólo es necesario / dejar en el manjar / caer la crema / como una rosa espesa, / y al fuego / lentamente…”.

3 Cenas familiares
Cenábamos como siempre flores y manzanas, rosas, mariposas. Desconocidos se sentaron a la mesa, hablando un idioma distinto al nuestro, con palabras que entendíamos y que no entendíamos. Corría jugo de manzanas y tomates…

Cocinas las honguitas, las papas de ruedas níveas.
Con el sartén y el aceite mágico.
Yo te miro asombrada, cerca, de pie. Tengo ocho, cinco, dos años.
Pero, si ya es de noche.
Y estás en el sillón, y nosotras frente a ti, en dos sillitas.
Pasa Soto, el único vecino, qué nombre Soto, va por los rama­jes, cruza todo el soto.

Y en ese lapso, dulcemente, pasaban las cosas. (A veces, con miedo, sí.) Hacías las comiditas en tu cocina. Yo podría contar los nombres, todo detallar, mas nada digo: eran hostias, alimentos sagrados y bullentes. Yo te miraba a través de la ventana y desde un rosal; las rosas, granates, oscuras, místicas, también, como tu saco y tu alma toda.
Yo te miraba desde las margaritas. Cuando tú cocinabas en la eternidad.

 
La primera receta es el famoso huevo del autor de Lolita, Vladimir Nabokov. Más que un simple huevo a la copa es una pequeña joya literaria y una muestra de su irónico humor.
La segunda, como lo habrán sospechado, es parte de la Oda al caldillo de congrio de Pablo Neruda y que se puede leer completa aquí: http://www.neruda.uchile.cl/obra/obraodaselementales2.html
Las tomé de un artículo - Cuisine d’auteur - de la revista de una línea aérea y se deben a su recopiladora, la escritora chilena Elizabeth Subercaseaux.
La tercera, recuerdos de cenas familiares, son fragmentos tomados de:
Marosa di Giorgio, Los papeles salvajes, Buenos Aires, 2008, Adriana Hidalgo Editora.
Es un homenaje de La Pulpera a Marossa, perseverante lectora de este blog, tocaya de la autora y uruguaya para más datos.

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viernes, 3 de mayo de 2013

Clases de literatura por $200 * -Técnicas para la escritura


Continuamos las clases de literatura, esta vez a cargo de un profesor invitado: Enrique Gallud Jardiel, valenciano, escritor y Doctor en Filología –nieto del comediógrafo Enrique Jardiel Poncela – con cuya autorización publicamos lo que hemos extractado de su exquisito blog Humoradas:
http://humoradas.blogspot.com.ar/2013/03/mil-caperucitas.html
El artículo completo y otras páginas se pueden leer directamente allí.

*Ustedes habrán notado un aumento en el precio que espero sepan disimular. Aunque Enrique ha cedido gratuitamente su trabajo, la inflación es inexorable;  los trámites, los permisos de importación, los costos marginales y otras yerbas nos han puesto en la obligación de trasladarles esta pequeña molestia.
De ninguna  manera vayan a pensar mis compatriotas argentinos que se trata de una adhesión a la campaña desestabilizadora del senador Sanz, Mauricio Macri, los nostálgicos de la dictadura militar, las multinacionales, el grupo clarinete, la mesa de enlace, la embajadora de los EEUU y las exportadoras de granos.

Cómo escribir sin pensar (Caperucita Roja)

Con la generosidad que me caracteriza voy a ir desvelando algunos de mis procedimientos de creación literaria sin cobrarles a ustedes ni un sólo euro.
¡No dirán que no soy majo!
Lo haré en diversos escritos que respetarán exactamente el orden y la frecuencia que a mí me apetezca, porque esto es un blog y no un temario.

Hoy hablaremos de argumentos y sus variaciones, para cuentos, novelas, ensaladas, postres, lo que surja. Mi procedimiento consiste en aplicar a una base argumental conocida (yo emplearé Caperucita roja) diversas variantes fijadas de antemano. Las combinaciones son muchas (no mil, como he dicho en el título, exagerando andaluzamente, pero sí bastantes).

PROCEDIMIENTOS:
Duplicación
Caperucita tiene una hermana gemela. Una es buena y la otra es mala. El lobo las confunde.

Complicación
Hay dos abuelitas que viven en sitios distintos y las hermanas se juegan a los chinos quién va a llevar la cestita a la abuela que da mejores propinas. Las posibilidades, como se ve, son amplias.

Fusión
Caperucita va al bosque y se encuentra a los siete enanitos y a Blancanieves, que se pone celosa porque Caperucita es más joven y está más buena que ella.

Inversión
El lobo es bueno y caperucita lo quiere matar (porque es pérfida) para, con su cola, hacerse un látigo para sus juegos sexuales con el leñador. El lobo huye y, por error, busca refugio en casa de la abuelita, que es más mala que su nieta y guisa al lobo en una salsa de moras y jerez.

Misterio
Caperucita dice que va al bosque, pero todos en el pueblo saben que no es verdad, aunque lo ocultan a los forasteros. ¿A dónde va la niña? No se descubre hasta el final.


 
 
Hagan la prueba y verán que la eficacia del método compensa con amplitud el costo. Suerte a todos y todas.
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