jueves, 21 de marzo de 2013

K, el protagonista de El castillo

Kafka y el Derecho Romano
  

En una conferencia de 2006 Davide Stimilli postuló una hipótesis, más que interesante, con relación al nombre K. que tienen los dos protagonistas de las novelas de Kafka El proceso y El castillo. Según Stimilli, en ambos casos, los nombres estarían relacionados con instituciones del derecho romano, cosa bastante posible si se recuerda que Kafka se doctoró en derecho en 1906 y que escribió mucha obra relativa al tema.
Giorgio Agamben, tomando como base a Stimilli escribió dos ensayos, uno referido al protagonista de El proceso y el otro al de El castillo. Lo que sigue son fragmentos extractados del último:

Agrimensor
1.
En la medida en que tenía que ver con la constitución de las fronteras o los límites, el agrimensor tenía una importancia particular en Roma. … En efecto, la frontera en Roma tenía a tal punto un carácter sagrado, que la persona que borraba las fronteras (terminum exarare) devenía sacer y podía ser asesinada impunemente por cualquiera.

2.
El instrumento del agrimensor romano era la groma, una especie de cruz, cuyo centro se colocaba en correspondencia  con un punto del suelo (llamado umbilicum solis) y de cuyas extremidades colgaban cuatro hilos con sus plomadas. …
Las dos líneas fundamentales, que se cruzaban en ángulo recto, eran el kardo, trazado de Norte a Sur y el decumanus, que corría de Este a Oeste. Estas dos líneas se correspondían, en la fundación del castrum (“lugar fortificado” o “castillo” –castellum es el diminutivo de castrum–, pero también “campamento militar”).
Para los romanos, el carácter originariamente celeste de esta constitutio limitun (constitución del límite) fundamental estaba fuera de duda.

3.
En 1848 tres eminentes filólogos e historiadores del derecho…publicaron en Berlín la primera edición moderna del corpus de los agrimensores romanos… …incluía un amplio apéndice que reproducía las ilustraciones de los manuscritos. Entre estas ilustraciones, es particularmente sorprendente la imagen de un castrum, reproducida en no menos de veintinueve variantes, porque recuerda la descripción del castillo que se le aparece a K en el primer capítulo de la novela: “No era ni una casa noble medieval ni un edificio lujoso nuevo, sino una extensa construcción, compuesta por algunos edificios de dos plantas y varias casas bajas juntas, una contra la otra. Quien no hubiera sabido que era un castillo habría podido confundirlo con una pequeña ciudad”. En las ilustraciones aparece varias veces la torre redonda con pequeñas ventanas que a K le recuerda al campanario de su pueblo.

4.
Intentemos tomar en serio la profesión del protagonista de El castillo. En la lengua de los agrimensores, K significa kardo… Aquello de lo que K se ocupa, la profesión que con un aire de provocación les declara a los funcionarios del castillo y que ellos reciben como una especie de desafío es, pues, la “constitución de los límites”. El conflicto –si se trata, como parece, de un conflicto– no consiste tanto, según la imprudente sugerencia de Brod, en la posibilidad de establecerse en el pueblo y ser aceptado en el castillo, sino en el establecimiento (o la transgresión) de las fronteras. …

5.
El 16 de enero de 1922, durante la redacción de El castillo, Kafka anota en su diario algunos comentarios sobre el límite.

6.
El carácter en todo sentido “decisivo” de esta anotación no se les ha escapado a los estudiosos. … Pero esta anotación se vuelve aún más decisiva si se la refiere a la novela que Kafka está escribiendo y a su protagonista, el agrimensor K. (kardo, “aquel que se dirige hacia el cardinal del cielo”). La elección de la profesión (que el propio K. se asigna, nadie lo ha contratado para este trabajo del que, como el alcalde le hace notar, no tienen ninguna necesidad en el pueblo) es, entonces una declaración de guerra y una estrategia. … la vida del pueblo está determinada por las fronteras que lo separan del castillo y, a la vez, lo mantienen unido a él, son ante todo esos límites los que la llegada del agrimensor viene a poner en cuestión. El “asalto al último límite” es un asalto contra los límites que separan el castillo (lo alto) del pueblo (lo bajo).
7.

Qué serían lo alto y lo bajo, lo divino y lo humano, lo puro y lo impuro una vez que la entrada (es decir, el sistema de las leyes, escritas y no escritas, que regulan sus relaciones) haya sido neutralizada, qué sería finalmente de aquel "mundo de la verdad" al que le dedica sus investigaciones el protagonista canino del relato que Kafka escribe cuando interrumpe definitivamente la redacción de la novela: esto es lo que el agrimensor apenas podrá entrever.

Agamben, Giorgio (2011): Desnudez, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, pp. 46-54.
 

La infografía del encabezamiento la tomé de:
http://www.quellegamos.com/3d-infografias/calzada-romana/
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4 comentarios:

Susana Peiró dijo...

Querido Fer: lo primero ¡qué placer leer tu artículo!
Pareciera (y esta inquietante “hipótesis” así lo sugiere) que las historias kafkianas, lejos de agotarse, se revitalizan con el paso del tiempo y las nuevas lecturas. Ese agrimensor K, llamado por los gobernantes, nunca podrá entrar al castillo, de hecho morirá antes, y el castillo se transformará en el “centro” de esa especie de laberinto inalcanzable ¿el “kardo” trazado de Norte a Sur?
En “El Proceso”, donde el tipo nunca se entera de qué cosa es acusado y tampoco se ven las caras de los jueces, el oficinista Josef K también se encuentra con un problema de constitutio limitum (por usar el término romano) No puede cruzar la “Entrada”, el sistema de leyes escritas y no escritas, porque un guardia se lo impide…hasta el final.
La interesante Hannah Arendt, afirmaba que el mundo de Kafka no es oculto o relativo al ocultismo, es un mundo de hombres, construido por ellos mismos…diríamos, un mundo con agrimensores.

Felicitaciones y mi enorme Agradecimiento, no hubiera querido por nada perderme este trabajo. ¡Un abrazo Fer!

Fernando Terreno dijo...

Susana:
Doy translado -como dicen los abogados- de tus elogios a Stimilli y Agamben. Sólo me limité a transcribir parte del libro citado.
Pero estoy de acuerdo en que el gran mérito de K es ayudarnos a descubrir las "redes y trampas construídas por los hombres" implícitas en toda esta costra judeo cristiana en que estamos inmersos.
Sólo a una mente enferma se le puede ocurrir que un recién nacido tenga un pecado original. Es que la iglesia te invita a jugar al chinchón, pero si empezás con -10.
Gracias.

América dijo...

Estimado Fernando:
Un placer visitar tu casa nuevamente, te comento que el autor nos presenta un enfoque sobre la obra de Kafka que yo no conocía, es una sorpresa y sin duda interesantísima, te confieso hace mucho que no leo El Castillo y El proceso, a raíz de tu artículo, le daré una mirada y nueva a estas obras.
Como es tu costumbre, tú espacio es una ventana amplia por donde observar el mundo.
Un enorme abrazo.

Fernando Terreno dijo...

América:
Soy yo el que se alegra de contar con una parroquiana como vos en esta pulpería.
Un abrazo.