miércoles, 27 de julio de 2011

El Barroco - en broma y en serio

Alejo Carpentier

El barroco es una corriente cultural que se manifestó en todas las artes a partir del Siglo XVII. El nombre proviene del francés y del portugués y significa piedra mellada, falsa/ perla con imperfecciones. Comenzó en la arquitectura y la escultura para pasar a la pintura, las letras y a las demás manifestaciones artísticas caracterizándose por el horror al vacío, a la superficie desnuda y la línea clásica (en su origen fue una respuesta a la austeridad de Lutero y la Reforma).
Consiste en llenar todo de adornos, redondeles, molduras, arpegios (música), comas y más comas (literatura), y repetir un tema hasta el cansancio con pequeños cambios. Cuando ya había hartado a todo el mundo y estaba llegando a su fin en 1730, a Luis XV se ocurrió que eso era “lo bello” –al fin y al cabo el absolutismo es eso –, que seguían haciendo falta más adornitos y el Barroco se convirtió en Barrococó, que es más recargado todavía (rococó viene del francés, roca). La cosa fue de mal en peor: de perla deforme a una piedra común y silvestre.
Y como el Rey decía que eso era la belleza, la Aristocracia empezó a coincidir con esa opinión y otro tanto hicimos los burgueses, los proletarios y los de la clase media, que como ustedes saben somos miembros de la nobleza sólo que, sin vivir en palacio, sin guita, sin poder ni reconocimiento alguno.

A pesar de ser un estilo recargado hasta el cansancio ha tenido artistas geniales y producido obras maestras en todas las ramas del arte. Monteverdi, Bach, Vivaldi, Bernini, Borromini, Alonso Cano, Quevedo, Góngora, Calderón, desde la otra vida, si es que están allí, pueden dar fe.
Al principio el término barroco sólo se aplicaba a las artes plásticas y a la arquitectura, pero más tarde un ensayista español extendió la aplicación a las demás artes, en especial a la literatura. Más aún, fue más allá al decir que hubo barroco en todas las fases históricas de la evolución humana, cuando la pasión prevaleció sobre el recato.
Traje todo esto para poder echar un párrafo acerca del barroco en la literatura moderna.
Cuando nadie se acordaba de él en las otras artes (a excepción de Doña Petrona Gandulfo decorando sus tortitas), se empezó a poner de nuevo de moda en la literatura.

Isidoro Ducasse, Conde de Lautréamont (tenía que ser uruguayo ya que de complicar algo se trataba) publicó hacia 1868 Los cantos de Maldoror. Siguieron Alejo Carpentier, Manuel Mujica Lainez, José Lezama Lima y el barroco se reinstaló, lo más campante, por América.
Allí ya se puede empezar a sacar alguna conclusión: todos estos escritores están vinculados a la diplomacia y la razón es evidente, como verán a continuación.
Un magnífico cuento de Carpentier, El camino de Santiago, comienza así su primer párrafo: Con dos tambores andaba Juan a lo largo del Escalda —el suyo, terciado en la cadera izquierda; al hombro el ganado a las cartas—, cuando le llamó la atención una nave, recién arrimada a la orilla, que acababa de atar gúmenas… y pone el primer punto y aparte aquí: …en eso pasaron los carros cargados de naranjos enanos, y hubo un repentino silencio, roto tan sólo por un gruñido de la moza, y el relincho de un garañón que sonó en la nave de los luteranos como la misma risa de Belcebú.
Han pasado 2 de sus 20 páginas y 1016 palabras en las que todo lo que dice es: Juan bajó del Escalda en el Puerto de Amberes, o, si les parece mucho: Juan desembarcó en Amberes.
La ligazón estrecha entre la Literatura Barroca y la Diplomacia queda de este modo demostrada en forma palmaria: hay que disponer de mucho (pero mucho en serio) tiempo libre y estar a salvo de los apremios de un trabajo productivo para ser un escritor barroco.
Lo peor del caso es que si llegan a dejarse vencer por la tentación y lo leen estarán perdidos, porque el tipo (me refiero a Carpentier) te lleva a un paseo del que no querremos volver más. Una vez leída una sola página quedaremos atrapados en esa prosa envolvente y seremos parte de historias que no nos interesa que acaben.

Él mismo explica con claridad su receta y la llama “lo real maravilloso”. En contraposición al surrealismo que busca arreglar sueños con “tufo artificioso”, “el cuento del paraguas y la máquina de coser”, “el baratillo de relojes amelcochados, de maniquíes de costurera” (¡qué linda forma de reírse de Dalí!); lo real maravilloso consiste en percibir la fantástica realidad que nos rodea y dejar escrito el asombro al contemplar el mestizaje de nuestra cultura.
Según Carpentier, el mestizaje, el sincretismo, la mezcla a contrapelo de esas visiones europeas, africanas y americanas da lugar a una cosmovisión que, llevada al arte que sea, no tiene otra posibilidad que la de ser barroca.
Con su novela El reino de este mundo, donde en el escenario de Haití del 1800 narra y confronta las visiones de negros y blancos, que ven lo mismo y sacan conclusiones opuestas; Carpentier termina con las novelas “indigenistas” y abre el camino a la Nueva Narrativa y a lo que, más tarde, fue el boom de La literatura Americana.
Así lo real maravilloso contribuyó a abrir nuevos caminos para la literatura de nuestra Latinoamérica dando paso a otros estilos, alumbrando algunas obras maestras y haciendo lugar a otro enchastre: el denominado realismo mágico.
Para cerrar volveré a apoyarme en otro uruguayo, Leo Masliah, que ha definido con certeza y precisión al tal engendro: Estrategia literaria de algunos escritores latinoamericanos, tendiente a convencer a miles de intelectualoides europeos de que en los países pobres la gente desarrolla poderes sobrenaturales, lo cual promueve el turismo y mitiga su culpa como habitantes de países enriquecidos a costa de esa pobreza.

Como he llegado al final y nadie sabe a ciencia cierta si estoy a favor o en contra (yo menos que ustedes) les digo claramente que las dos obras son excelentes. Insisto en eso de que el barroco es tan pesado como comer “tortas fritas sin tomar mate” y que lo mejor para empezar con el autor, o con el estilo, es hacerlo a través de obras cortas como las dos señaladas. Acá vuelvo a los consejos de Doña Petrona, (igual o más barroca que Carpentier), que escribió un sólo libro y todas lo guardan en su casa tan a mano como la Biblia, “si van a empezar, no empiecen con un plato complicado, sino con una de las recetas económicas”.

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sábado, 9 de julio de 2011

Frases de teatro -7-

1
Pezones mariposa, 2010, de Bernardo Cappa y Laura Novele

Cesáreo Ronconi, otrora gloria de un club de barrio tan venido a menos como él, atiende el bufé y espera “salvarse” colocando a su pupilo Lionel al que entrena con su “método”. Pese a los esfuerzos de Ricardo, Presidente de la Comisión Directiva, que duda siempre entre la firmeza y la contemplación, el “barco” se hunde progresivamente.
La referencia a nuestra vida y costumbres está tan lograda que todo lo que va pasando en el escenario los espectadores lo vamos duplicando y refiriendo a episodios de la historia reciente.
El grotesco va en aumento permanente y se transforma en delirante comicidad.
Nada funciona, empezando por la máquina de café y todo termina con Cesáreo emergiendo del delirio envuelto en su locura.

-Cuando seas famoso vas a ser lindo… mi método es infalible. Cesáreo (Lorenzo Quinteros) a Lionel (Fernando De Rosa), sometido a unos aberrantes y estrafalarios aparatos, panzón, totalmente fuera de forma para su pretensión de estrella futbolística, ante la ambigüa mirada de Ricardo (Darío Levy). (La frase hace recordar a Hamlet, cuando Polonio dice de él: "Hay método en su locura.")

Con excepción del título (¿?) todo lo demás es excelente.
Si puede no se la pierda, la dan en El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, TE 4862-9255 de viernes a domingo.


2
Viajeros inmóviles, 1995, Philippe Genty
Un espectáculo teatral increíble que mezcla danza, canto, magia y logra un resultado superlativo dejando al público conmovido con una profunda emoción. Las actuaciones son excelentes y, curiosamente, casi no tiene texto, por lo que resulta difícil rescatar frases.
La compañía francesa de Genty presentó la obra en Buenos Aires dentro del ciclo París-Buenos Aires Tándem 2011, para lo cual le adaptó algunos textos para adecuarlos a nuestros giros idiomáticos.
A lo largo de sus casi 2 horas, un grupo de actores juega un viaje interior del hombre y de la humanidad desde sus albores hasta sus sueños futuristas.
Un párrafo aparte para los trucos escenográficos, la música y la utilización del papel, el otro gran protagonista. En la escena final los actores van desapareciendo, envueltos en papeles y los va llevando el viento. Desaparecen mágicamente, sin que los espectadores nos demos cuenta y sólo quedan papeles como hojas en otoño al viento.

-¡Abra la valija!... ¡Open the suitcase!… (Un supuesto inspector de migraciones repite la orden en varios idiomas)
-…
-Pasaporte… DNI… Carnet de piscina…
-(Abriendo la valija) Yo acá tengo todos mis ancestros, mi tatarabuelo Carlos Gardel, mi tía abuela Evita… (sacando tiritas de plástico que terminan formando una nube)

Ahí se puede ver la adaptación al habla “local” y en la canción que una de las actrices interpreta con una admirable tonada y sentido del ritmo

Soy un coya chiquitito
vivo solo en un ranchito,
tengo un poncho y un sombrero
y unas ojotas de cuero…

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miércoles, 6 de julio de 2011

La madurez, la vejez - Humor

El paso de los años no ocurre de manera progresiva como podría suponerse. La madurez y la vejez vienen por saltos y un día, de repente, nos encontramos allí sin saber claramente cómo fue que llegamos. Estos cuentos hacen referencia a esos momentos en los que, sin dudas, vamos tomando cuenta de lo inevitable.

1
Mi joven y hermosa vecina toca timbre y golpea a mi puerta.
Reconozco de lejos que es ella y corro para abrir.
Con una sonrisa enorme me dice:
- ¡Hola! acabo de llegar de viaje y estoy con unas ganas locas de divertirme, de emborracharme y de hacer el amor... ¿Estás ocupado esta noche?
Le respondo sin pensarlo un segundo, rápidamente...
- ¡Claro que no! ¡Estoy libre!...
- Entonces, ¿podrías cuidarme el perrito hasta mañana?
- …

2
Aniversario
Estaban reunidos Berta y Cacho, pensando que dentro de pocos días cumplirían 25 años de casados. En eso Berta le dice a su marido:
- Chuchi..., estamos de aniversario, 25 años... me gustaría hacer algo que hace tiempo no hago.
- Genial... ¡Quedáte callada un rato!

3
Una noche los viejos esposos se fueron, cansados, a la cama.
El marido se estaba quedando dormido pero la mujer se sentía romántica y quería conversar.
Le dijo: “Cuando me enamorabas, me agarrabas la mano”.
De mala gana, el marido se dio vuelta, le agarró la mano por unos
segundos y luego trató de dormirse otra vez.
En seguida ella continuó: “Entonces me besabas”.
Algo molesto, se dio vuelta otra vez y le dio un ligero beso en la
mejilla y luego se acomodó para dormir.
A los treinta segundos volvió a insistir: “Luego tú me mordías el cuello”.
Entonces, enojado, el marido tiró la sábana de la cama y se levantó.
“¿A dónde vas?”, le preguntó ella.
“¡A buscar mis dientes!”

Los dos primeros me los pasó EG (jurando por las hijas que NO son autobiográficos), el tercero, SP (jurando que es pura ficción, cosa que dudo.)


La viñetas son de Tute y de Erlich.
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sábado, 2 de julio de 2011

Clase Media - apuntes

“Gente de trabajo, pero de confianza.”

En la década del 60 una firma Argentina de neumáticos inundaba las revistas con avisos publicitarios ofreciendo sus productos a crédito: “Juan Cincotta, neumáticos en cuotas”. Los avisos se cerraban con el siguiente eslogan: “Cincotta, gente de trabajo, pero de confianza.”

Estaba dirigido, obviamente, a la Clase Media y tenía un concentrado ideológico y simbólico muy jugoso.
Lo primero, era el reconocimiento de parte de la Familia Cincotta, al ubicarse como gente de trabajo, de su NO PERTENENCIA (con ese apellido de inmigrantes) a la estirpe patricia y aristocrática de los DUEÑOS de la República.
Lo segundo, era el mensaje, claro y sin vueltas, acerca de que ser gente de trabajo, es decir ser de CLASE MEDIA o media baja, es sinónimo de ser alguien en el borde de la legalidad (casi un delincuente), situación con escasas excepciones.

Una de las formas de dominación consiste en hacer creer al otro, hasta que lo tome como una cosa natural, que es un ser inferior, sin derechos ni merecimientos.
Esos mensajes vienen en forma permanente desde la oligarquía, la aristocracia y el imperio. Se transmiten en forma de misas, homilías, casamientos de la nobleza, titulares de los medios y, como vemos, inocentes avisos publicitarios.

Dos joyas de la literatura española dejan constancia en sus páginas de ese mensaje taladrando nuestras cabezas, incluso haciéndonos pelear entre nosotros por creer que pertenecemos a diferentes estratos de la bendita Clase Media.

Mercé Rodoreda, 1962, La Plaza del Diamante, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1983.
“...ya ve lo que pasa, ¿qué le parece?, ¿es que no ven que los pobres están perdidos sin los ricos?
…y el señor le hizo pararse y le pagó y le dijo que se veía que era una buena persona aunque fuese un trabajador.”
(cap. 26, pág. 134).

Miguel Delibes, 1966, Cinco horas con Mario, Editorial Destino, Barcelona, 1983.
…por si lo quieres saber, él es de una extracción humildísima, su madre lavandera o algo peor, imagina,…
…que a los pobres les sacas de su centro y no te sirven ni para finos ni para bastos, les echáis a perder, convéncete, en seguida quieren ser señores y eso no puede ser, cada uno debe arreglárselas dentro de su clase. (cap.5)
…hay vacaciones para pobres y vacaciones para ricos, cada uno en su clase. (cap. 13)

Nadie vaya a pensar que estos dos grandes autores están tratando de dejarnos ese mensaje. Son su personajes, la Amalia obrera y luchadora de Rodoreda y la Carmen tilinga y amorosa de Delibes, las que cuentan sus vidas atravesadas por la Guerra Civil y el franquismo. Y nos dejan documentadas en sus ficciones la ideología que las impregna y traspasa.


















Buena parte de los comentarios se los escuché a Osvaldo Gallone en sus clases de la Biblioteca Nacional.
Las ilustraciónes pertenecen al excelente blog: www.syriacartoon.net y al humorista tucumano Calliera.
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