jueves, 30 de julio de 2009

Ф (Fi), la divina proporción

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Fidias y Kodak, un solo corazón

Entre los números a los que se atribuye carácter místico o divino sobresale Φ, Phi (fi), llamado también proporción áurea, o número de oro o la proporción divina.
Es una relación de dimensiones (proporción) que está presente en muchas manifestaciones de la naturaleza y las figuras geométricas que la cumplen nos resultan estéticamente muy agradables .


Su difusión masiva comenzó en Grecia en el siglo V a.C. pero fue utilizado con anterioridad en construcciones de monumentos funerarios diseminados por el Asia Menor.
Se llama así en honor al gran escultor griego Fidias (Pheidias) que decoró el Partenón y fue autor de las majestuosas estatuas de Atenea y de Zeus, cumbres del arte clásico.


Φ= (1+ √5)/2 = 1,61803…
Se trata de un número irracional, no se puede calcular exactamente como cociente de enteros.
Un rectángulo cuyos lados cumplen esa relación es un rectángulo áureo. También la cumple el cociente entre la diagonal y el lado de un pentágono regular. Todo pentágono regular es áureo.

Fue muy usado por los artistas del Renacimiento para sus pinturas. Está en Las Meninas de Velásquez en las dimensiones de los cuadros que adornan el cuarto, en los vanos de las puertas y todo el cuadro está dividido en rectángulos áureos en los cuales se pueden enfocar las diversas escenas.


Leda atómica de Dalí está construido sobre una distribución pentagonal áurea luego disimulada sin dejar rastros, pero conservando esa armonía.
Continúa presente entre nosotros en el diseño de numerosos objetos de uso cotidiano, entre los que podemos señalar las cajas de cigarrillos y las tarjetas de crédito.
Acabo de medir la que tengo en mi bolsilo: 86 x 54 mm.
86/54=1,59259≈1,6 ¡!


Cuando nuestros antepasados encontraron esa relación en la naturaleza (en el caracol nautilus, en la distribución de las hojas alrededor del tallo, en el número de pétalos de algunas flores, etc.) construyeron así los espacios dedicados a los dioses, tratando de imitar al “divino arquitecto”. De allí proviene el carácter divino que se le atribuye.
Hay un par de cosas tangibles más, a mi parecer, en las que se apoya el éxito y la persistencia de Ф.
Primero una razón de bagaje estético de orden cultural. Tras veinticinco siglos de uso, estamos acostumbrados a ella del mismo modo que nos acostumbramos a las modas y a lo que se impone como bello.
En segundo lugar, ese rectángulo coincide con el campo visual de los humanos. Los animales de la especie homo sapiens tenemos dos ojos en un plano horizontal y separados unos 7 centímetros en promedio, por lo cual nuestra “visión panorámica” es también rectangular y semejante al rectángulo áureo.
La compañía Kodak ya estaba al tanto de esto: sus fotos se ofrecen en formato 8x13 y 13x21 desde hace muchos años. Y ahora, superados inconvenientes técnicos, los televisores LCD y de plasma vienen también en este formato.
Fernando Terreno

martes, 28 de julio de 2009

Éramos tan pobres...

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Éramos tan pobres...
Recopilación de frases del humor italiano de post-guerra construidas sobre este tema.


Éramos tan pobres que los mosquitos en lugar de picarnos nos donaban sangre.

Éramos tan pobres que cuando nos comíamos las uñas, mamá ponía la mesa.

Éramos tan pobres que para sentir el gusto de la carne nos mordíamos la lengua.

Éramos tan pobres que el camión de la basura pasaba sólo 2 veces por semana… y dejaba un par de bolsas.

Eran tan pobres que se casaron para juntar el arroz que tiran en los casamientos.

Eran tan pobres que, para Navidad, en vez de regalarle un yo-yo al hijo, le regalaban un yo.

Éramos tan pobres que íbamos a Mc Donald’s para ver gente comiendo.

Éramos tan pobres que cuando llegamos a quedar en la miseria mis padres hicieron una fiesta.

Éramos tan pobres que cuando en las vacaciones íbamos a la playa, en lugar de hacer castillos de arena hacíamos casas económicas.


y para finalizar un par, en versión autóctona:

Éramos tan pobres que no teníamos ni intemperie.

Éramos tan pobres… (aquí hay que agregar todos los significados que aportaba el Negro Olmedo con su silencio suspensivo en No toca botón y en sus diálogos con Javier Portales).
Éramos tan pobres que en vez de sacar la basura, la entrábamos. (A.Olmedo)
Esta frase la hizo llegar por mail el lector Alejandro.


En la primera foto Totó, en La banda de los honestos, película de 1956.
En la última, Alberto Olmedo como Piluso.
El dibujo es de Nicholson.
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sábado, 25 de julio de 2009

Gulliver, cardiólogo.

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Gulliver, cardiólogo.

Casi de casualidad –si es que las hay-, me encontré con mi amigo y cardiólogo José Luis en la fiesta de cumpleaños de Paula, otra amiga. Como el plato principal era un pulsudo guiso de lentejas que había preparado la dueña de casa, empecé a relojear a mi galeno, para ver si atacaba primero dándome así tácito permiso para una “pequeña transgresión” a la veda al consumo de sal que me indicó.
Una vez obtenida, y como para celebrar la interrupción temporaria de la norma, le conté que un escritor famoso, aficionado a la física, las artes marineras y la medicina, decía acerca de la sal lo mismo que él, hace más de trescientos años.
Véanlo ustedes, en sus propias palabras:

“…molí avena entre dos piedras, y luego, echando agua, hice una pasta o torta que tosté al fuego y comí caliente con leche. Al principio me pareció una comida muy insípida, aunque es bastante corriente en muchos puntos de Europa, y como a menudo me había visto reducido en mi vida a alimentarme con dificultad, no era aquella la primera vez que experimentaba cuán poco basta para satisfacer a la naturaleza. Y no puedo menos que advertir que mientras estuve en aquella isla no sufrí una hora de enfermedad. Es verdad que algunas veces logré atrapar un conejo…

Y aun a las veces, como excepción, hacía un poco de manteca y bebía el suero. Al principio sufría mucho por la falta de sal, pero pronto me hizo a ella la costumbre, y estoy seguro de que el uso frecuente de la sal entre nosotros es un efecto de la sensualidad, y se introdujo como excitante para beber, menos cuando es preciso para la preservación de carnes en largos viajes o en sitios apartadísimos de los grandes mercados. Porque yo no he observado en animal alguno, salvo en el hombre, tal afición; y por lo que a mi se refiere, cuando salí de aquel país, pasó bastante tiempo primero que pudiese sufrir el gusto de la sal en nada de lo que comía.”


Jonathan Swift, Viajes de Gulliver, Cuarta parte, hacia el fin del capítulo 2.

Jonathan Swift, (1667-1745), irlandés de Dublín, escritor satírico, sacerdote, político y firme defensor de la libertad y de las políticas sociales del gobierno progresista irlandés de 1710.
La dudas que provocaba su poca ortodoxia religiosa y las posiciones públicas reivindicativas de su pueblo, lo convirtieron en un héroe para los nacionalistas (en sus tiempos era una especie de Peter Capusotto irlandés).
En 1729 escribió un texto de defensa de sus reivindicaciones, lleno de humor e ironía: Una modesta proposición, donde aparece una de las primeras (si no la primera) muestras de humor negro de la literatura, en la que propone que los niños irlandeses pobres sean vendidos como carne para mejorar la dieta de los ricos con el beneficio consiguiente de ambas partes.
Su obra maestra, Viaje a varios lugares remotos del planeta, más conocida como Viajes de Gulliver, se ha popularizado en la categoría “literatura infantil” pero es a la vez (principalmente) una sátira o fábula contra la hipocresía, la corte, la monarquía, los científicos engolados y la sociedad inglesa en particular. Esencialmente es una filosa reflexión sobre el género humano, divertida y agradable. Como toda obra maestra admite varias lecturas, puede ser disfrutada por grandes y chicos.
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jueves, 23 de julio de 2009

Números religiosos y místicos

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Números religiosos y místicos

No es fácil evaluar con certeza si las intervenciones de las diversas sectas, credos e instituciones religiosas en general en el desarrollo de las ciencias, y en particular de las matemáticas, tienen un balance positivo o negativo; pero su influencia es indudable. Aquí van unos ejemplos.

Ya vimos en la entrada “¿Números o Letras?”, del 25 de junio de 2008, que la relación de las palabras con los números que imaginaron los religiosos judíos produjo un serio atraso en el desarrollo del cálculo aritmético. También dio origen a la numerología y la gematría, una pseudociencia que ha llegado hasta nuestros días.

En Babilonia y Egipto el día se dividió en 12+12=24 horas, las horas en 60 minutos y cada minuto en 60 partes: los segundos.
El creciente poder de los escribas y los matemáticos confrontaba con el de los religiosos, pero un hecho fortuito zanjó la disputa y dejó contentos a todos. Alguien constató que la duración del segundo “coincidía” aproximadamente con el “pulso” arterial, con los latidos del corazón. Hallaron en esto una señal de la presencia de dios (¡¿?!) en ese número Sesenta y lo empezaron considerar “divino”, dejando tranquilos a los matemáticos para la solución de sus problemas.

También otros pensadores dieron carácter “divino” a algunos números y trataron de encontrar relaciones celestiales para aplicar a las órbitas de los planetas, las proporciones y las escalas musicales.
La influencia de Pitágoras (~550 AC) y su secta pitagórica se extendió geográficamente por toda la Magna desde Calabria y Sicilia hasta la propia Grecia y mucho más en el tiempo hasta Platón, su Academia de Atenas y nuestros días.
Lo “Griego” tiene buena prensa y existe una tendencia a creer que todo lo bueno comenzó allí y que hasta entonces, sólo la barbarie y los malos circulaban por este mundo. Pareciera que las civilizaciones orientales (China y Japón) y árabes (medio oriente) no hubieran existido. En el campo de las matemáticas al menos (y en el de la medicina también), no es exactamente así: el teorema de Pitágoras estaba resuelto desde varios siglos antes y lo que introdujeron los griegos fue un gran atraso y una especie de “edad media” matemática.
La continuación de esta entrada seguirá proximamente con los intervalos musicales pitagóricos: la música celestial.


El autor del dibujo es el rumano-norteamericano Saúl Steimberg (1914-1999).
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domingo, 19 de julio de 2009

La correctora

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La correctora

La primera vez que tuve la idea sólo quería lograr una redacción más fluida pero no me animé. Confieso que compartía por entero el prejuicio de que los correctores son un mal necesario. Después empecé a pensar que en realidad son más necesarios que malos, si pretendemos que lo escrito refleje para todos los lectores lo que deseamos expresar.
Más tarde, ocasionalmente, empecé a utilizar los servicios de una correctora y los textos resultaron sensiblemente mejorados. Los textos, porque lo que es yo, por el contrario, he salido casi siempre maltrecho tras inútiles combates en defensa de comas y verbos insostenibles (ni qué hablar de mis pobres adjetivos, tan castigados los pobrecitos).
La guacha, implacable, casi siempre tiene razón y encima es bonita.
En los momentos en que el odio me gana, he pensado seriamente en reemplazarla por un programa que vi en la Internet, un “Traductor y corrector automático” que, además, durante los primeros sesenta días es gratuito.
Hoy, que el recuerdo vaga por otros aspectos, estoy pensando que el problema está en la palabra combate, que necesita urgente corrección. Intentaré cambiarla por la palabra encuentro. Este pequeño cambio modificaría la dirección o el escenario de los combates y los llevaría a un terreno más propicio para intentar un encuentro.
La publicación de estas líneas es el primer paso de mi nueva estrategia. Si, cuando la vea nuevamente, viene hacia mí con una sonrisa empezaré a sentirme correspondido en las intenciones. Si, por el contrario, viene lápiz en mano con esta página impresa y llena de esos simbolitos repugnantes habré perdido una batalla más, pero no dejaré de pensar en escribir un próximo capítulo. Me estoy olvidando de lo más importante: ¿cómo hago para que las lea? ¿La llamo o no la llamo?
Fernando Terreno

El autor de la ilustración es el dibujante chileno José Palomo y pertenece a su libro Literatos.
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viernes, 17 de julio de 2009

Frases de teatro -2-

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Continuamos con las frases de obras de teatro, que por cualquier razón quedaron para siempre en nuestra memoria. Las de esta ocasión fueron elegidas por dos “animales de teatro” con muchas puestas en su haber: María Inés Azzarri (La niña cautiva, Cementerio de automóviles, La casa de Bernarda Alba, etc.) y Naón Soibelzohn (Estado de sitio, La noche, Verde Julia, Alicia a través del espejo, Homo dramáticus, etc.)


Jimmy Porter: -…La injusticia de este mundo es casi perfecta. ¡Tienen hambre los que no lo merecen, reciben amor los que no lo merecen, se mueren los que no lo merecen!

Recordando con ira, 1956, John Osborne.
Se puso muchas veces en la Argentina. Naón Soibelzohn, que seleccionó la frase de hoy, también la dirigió. El estreno en Buenos Aires fue en 1958, en el teatro Odeón, bajo la dirección de Osvaldo Bonet, con Alfredo Alcón y María Rosa Gallo. La repuso el mismo O. Bonet en 1974, con A. Alcón y Cristina Banegas.
En el cine y teatro inglés fue dirigida por Tony Richardson, (1958), con Richard Burton en el papel de Jimmy.


Julieta: -Solo tu nombre es mi enemigo. ¿Qué es Montesco? No es mano, ni pie, ni brazo, ni rostro, ni parte alguna que pertenezca al cuerpo de un hombre. ¿Qué hay en tu nombre? Lo que llamamos rosa, tendría el mismo perfume si se llamara de otra manera. Lo mismo Romeo, aunque Romeo no se llamara, conservaría los tesoros que posee. ¡Desecha tu nombre y a cambio de ese nombre, tómame entera!

Romeo: -Juro por esa luna que alumbra la copa de los árboles…
Julieta: -No jures por la luna, esa inconstante…
Romeo y Julieta, 1595, William Shakespeare, Acto II, Escena II


Rey Ricardo: -¡Un caballo! ¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo!
...

La tragedia de Ricardo III, 1592, William Shakespeare, Acto V, Escena IV


miércoles, 15 de julio de 2009

Física en serio, física en broma 1

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La invisibilidad – Batman y la Mujer Maravilla

El sueño de los alquimistas del siglo XXI tiene un nombre: la invisibilidad, y en pos de conseguirla se gastan millones de dólares por año, fundamentalmente en investigaciones para aplicaciones militares.
No son las únicas, un jarabe que nos hiciera invisibles, aunque sea por un ratito, nos permitiría desde cometer un robo hasta entrar gratis a cualquier espectáculo o cometer el crimen perfecto y a la vez arruinarle el negocio a muchos escritores de sagas famosas y a sus editores.
Hay muchos equipos científicos trabajando sobre el tema y se lograron importantes avances en recubrimientos superficiales basados en la nanotecnología, que hacen que al incidir la luz sobre un cuerpo, los rayos en lugar de refractarse o reflejarse, lo rodeen, “como hace la corriente del río alrededor de una roca”.
Las aplicaciones militares más conocidas son el avión Stealth, a duras penas detectado por radares, y algunas aplicaciones análogas con sonidos, tan eficaces que hace un mes, en junio de 2009, chocaron los submarinos nucleares insignia de las armadas inglesa y francesa: ninguno pudo detectar la presencia de otro y casi desatan una tragedia.
A quien quiera leer más seria y detalladamente sobre el tema, le sugiero ver el artículo de Pablo Capanna, Invisibles…, publicado en el suplemento Futuro del diario Página12, edición del 6 de junio de 2009.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/futuro/13-2160-2009-06-06.html

Quien quiera dejar de lado la seriedad por un rato, puede continuar, a su cuenta y riesgo, con esta otra aplicación de los fenómenos físicos: el humor. No digan después que no estaban avisados.
Hay una imposibilidad manifiesta en la invisibilidad total: si fuéramos invisibles –es decir completamente transparentes– dejaríamos pasar toda la luz y seríamos ciegos, no quedaría ni un simple fotón para impresionar nuestra retina. En esta particularidad se basa el cuento que sigue:
Estaba Batman evolucionando sobre Ciudad Gótica en un hermosa tarde de primavera, cuando sus con sus ojos de águila vio, a través de una ventana abierta de par en par, a la Mujer Maravilla desnuda sobre su cama, con las piernas generosamente abiertas y realizando sensuales movimientos.
Continuó volando en círculos y a medida que se acercaba su excitación iba en aumento, hasta que no pudo más y se lanzó en picada hacia ella.
El chasco fue tremendo, a ella no llegó siquiera a tocarla… pero inició una íntima y profunda amistad con el Hombre Invisible.


lunes, 13 de julio de 2009

Garay y la fundación de Buenos Aires 3/3

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Con esta entrega termina la serie sobre el reparto de tierras efectuado por Garay luego de la fundación de Buenos Aires.

Hacia el sur.

Las tierras situadas al Sur del Riachuelo, o sea la zona que va desde Quilmes hasta Punta Piedras, más allá de la actual Magdalena, las otorgó Garay para su utilización como estancias para ganado. La determinación marca el rumbo de la futura riqueza agropecuaria de la región y es comienzo de la posterior industria de los saladeros.
Eran mucho más grandes que las de la zona norte y se denominaron suertes de estancia. Ya por esos tiempos, los españoles habían percibido la notable diferencia de calidad del suelo entre el humus del delta y las tierras semiáridas del norte del Río Salado.
Entre los primeros dueños están Don Pedro de Quiróz, Luis Gaytán y Pedro Xeres, el escribano que redactó el acta de la fundación de Buenos Aires.
Las mercedes que corresponden a lo que hoy es Bernal, las compró a principios del 1600 Don Melchor Maciel. La isla Maciel lleva su nombre por su antiguo propietario. Inauguró la primera vaquería en 1608 por lo que se lo considera el pionero de la industria ganadera de la zona.


Los datos de esta tercera y última parte los tomé de una nota publicada por Ricardo Santiago Katz y se puede ver en este enlace:
http://www.agencianova.com/nota.asp?n=2008_9_7&id=2994&id_tiponota=11
El autor del dibujo es Osky (Oscar Conti).
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sábado, 11 de julio de 2009

Frases de teatro -1-

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Frases de teatro
Del mismo modo que con las frases de película, algunas de esas frases o escenas de teatro que quedaron para siempre en nuestro corazón.


Steiner: -¿Cuál es su idea?
Aldao (se toma su tiempo): ¿Y si pusiéramos un quiosquito?
Steiner: ¿Cómo un quiosquito?

El Comandante Steiner (un extraordinario José María López) y El Morocho Aldao (Juan Manuel Tenuta) en esta sublime cumbre del grotesco y el sainete argentino.
Steiner, Comandante nazi sobreviviente del naufragio del Graf Spee, busca organizar un comando de “élite” para apoyar a Hitler y al Tercer Reich. Para eso quiere seleccionar guapos y compadritos ya que tiene referencias del coraje, la decisión y la hombría que los caracteriza y se encuentra con un pusilánime, acomodaticio y que sólo piensa en su salvación individual poniendo un quiosco.
La burla a todos nosotros, honrosos miembros de la clase mierdia argentina por un lado y a J.L.Borges y otros activos participantes de la creación del guapo mítico-literario por el otro, es de lo mejor de nuestro teatro.
Los compadritos, 1985, Roberto Cossa, estrenada en el Teatro Presidente Alvear.


Matamula: -… Pasemos ahora a la entrega del distintivo de honor que le nombra prócer inmortal. ¡Hágale entrega del distintivo!
La Cuajá: -¿Qué distintivo?
Matamula: -¡El distintivo!
La Cuajá: -¡Yo que sé dónde está el distintivo!
Matamula: -No, si tampoco va a aparecer el distintivo.

Un grupo de parroquianos prepara un acto en un Café para homenajear al “Maestro”, un fantasma del que nunca conoceremos su nombre. Los concurrentes son todos esperpénticos, fracasados, farsantes y descarados. Es un homenaje delirante a los que nos precedieron, a los que silenciados y sin recuerdo fueron abriendo las huellas por las que caminamos. A "los insepultos que siguen recorriendo los márgenes de la historia" y que bien vale la pena rescatar de tanto OLVIDO.
Homenaje a los malditos, de Eusebio Calonge, puesta en escena por la La Zaranda, Compañía de teatro inestable de Andalucía la baja, 2006, Teatro Presidente Alvear, Buenos Aires, Argentina.
Dirección: Paco de la Zaranda.
Reparto: Gaspar Campuzano, Enrique Bustos, Francisco Sánchez, Fernando Hernández, Ana López, Maria Duarte, Ana Oliva.



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jueves, 9 de julio de 2009

Humor: dos cortitos y una exquisita

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¡Mamá, mamá!

-¡Mamá, mamá! ¿Cómo hacen el amor los Leones?
-No sé querido, casi todos los amigos de papá son del Rotary.


-¡Mamá, mamá! ¿Cómo hacen los visones para tener hijos?
-Querido, hacen lo mismo que hacen algunas señoras para tener visones.


El primer chiste es mío, en realidad, lo robé hace más de veinte años. Por lo tanto, me pertenece por usucapión. El segundo se lo robé a Kiko Garrido, pero como es altamente probable que él a su vez se lo haya robado a otro, tengo cien años de perdón.
La exquisita viñeta es obra del dibujante y humorista cordobés Hugo Catalán.
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martes, 7 de julio de 2009

Garay y la fundación de Buenos Aires 2/3

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El reparto de tierras
Hacia el norte.

Una vez completado el ejido, el vasco Garay procedió a asignar las tierras ubicadas alrededor de la ciudad. Las suertes que repartió eran “mercedes sobre parcelas de tierra con límites”, distribuidas entre conquistadores y pobladores para que “...como en cosa propia puedan edificar... y criar ganado”. Todo con el compromiso de cumplir las exigencias que respecto a su empleo estipulaban las Leyes de Indias y las Ordenanzas de Población.
Entregó 75 chacras o quintas hacia el norte, todas con frente al río, la primera en lo que hoy es Retiro, la segunda por Recoleta y la última llegaba al actual Municipio de San Fernando. La primera le tocó a él y la segunda a Ortiz de Zárate, por lo que me permito dudar de la limpieza del sorteo de las suertes. Se adivina cierto orden jerárquico en la entrega.
Medían aproximadamente 500 varas de frente por una legua de fondo.

Un aspecto fundamental de estos trazados, es que dejó “una calle que una a todas por detrás”, y un camino hacia el río entre cada suerte.
A esos caminos se agregaba un espacio para libre circulación de 30 metros a la orilla más alta del río, por el frente de los terrenos.
No es que Garay fuera un especial defensor del espacio público, ese camino al borde de los ríos, llamado Camino de Sirga, era imprescindible para poder arrastrar con caballos, desde las orillas, a las embarcaciones que encallaban o ayudarles a remontar la ocasional corriente.

Dos de esas instituciones han llegado a nuestros días: La avenida Fondo de la Legua, por la que circulamos hoy, es aquella calle que diseñara Garay hace más de cuatrocientos años y nuestro Derecho instituye, como continuación histórica del Camino de Sirga, que las costas de los ríos son públicas y de libre acceso a todas las personas, no pudiendo ser cercadas ni destinadas al uso exclusivo privado.


Más información sobre el tema se puede ver en estos enlaces que he consultado:
http://www.tigre.gov.ar/digesto/dig-hist-casas-cap01.html
http://www.conozcabuenosaires.com.ar/historia.htm
http://www.agencianova.com/nota.asp?n=2008_9_7&id=2994&id_tiponota=11
http://www.firstbuenosaires.com.ar/recoleta.html
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sábado, 4 de julio de 2009

Frases de película -2-

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“Yo a las ruinas etruscas me las paso por las bolas”.Bruno Cortona (Vittorio Gassman), el cuarentón psicópata, fanfarrón y locuaz, al tímido y joven estudiante Roberto Mariani (Jean-Louis Trintignant) que las señala como un monumento histórico.

"Ma, lei..." (la compañera de baile)
"Modestamente...", de nuevo Bruno Cortona (Vittorio Gassman), en una picaresca escena donde se jacta de una erección “notada” por la muchacha con la que baila "Saint Tropez twist" al compás de Pepino di Capri e sui rockers.
Il sorpasso, Italia, (1962), Dino Risi con guión de Age y Scarpelli.
“¡Lavoratori prrr!”Alberto Sordi, lanza este infame grito con un rotundo corte de manga y una sonrisa sobradora como burla unos obreros que están arreglando el camino. Cien metros más adelante el auto se le descompone, lo alcanzan y lo agarran a patadas.
Los monstruos (I vitelloni), Italia, 1953, Federico Fellini.
Pueden ver la escena haciendo click en este enlace:
http://www.lukor.com/videos/vitelloni-lavoratori-prrr-/UKQdzDQqJ_U/

“Mi familia era tan pobre que veíamos el arco iris en blanco y negro”Ottone (Leonardo Peraccioni), repitiendo una frase que tiene muchas versiones en el humor italiano y que en la Argentina hizo famosa Alberto Olmedo diciendo: “Éramos tan pobres…”. No es lo único que copió nuestro amado Alberto Olmedo de los italianos. Sugiero ver películas y actuaciones en televisión de Totó y se van a llevar una sorpresa.
Fuocchi d’artificio, (Fuegos artificiales), Italia, 1997, Leonardo Pieraccioni
¡Precioso…!
Marta (Mirella Pascual) la pronuncia a cada rato como un latiguillo, con una mueca de sonrisa y a la vez con una tristeza profunda, que nos va golpeando duro, de la que nos rescata el humor que termina produciendo tanta malaria exacerbada. Los destinatarios son, Jacobo Köller (Andrés Pazos) o su hermano Herman (Jorge Bolani) con quienes alterna por unos días una rutina distinta de la de siempre.
Whisky, Uruguay, 2004, Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll.

“- Paralítica de lengua no sos.”
“- Ah, bueno, querida… ¡nos sacamos las caretas!”
Diálogo entre Susana (Mónica Villa) y Nora (Betiana Blum) la cuñada pobre y la ricachona, nueras de Mamá Cora.
Esperando la carroza, Argentina, 1985, Alejandro Doria.

Vayan estos recuerdos como homenaje a Dino Risi, Federico Fellini, Juan Pablo Rebella y Alejandro Doria, que nos alegraron tanto y lo seguirán haciendo toda vez que volvamos a sus cosas.

jueves, 2 de julio de 2009

Garay y la fundación de Buenos Aires 1/3

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El reparto de tierras
Ejido urbano

Poco tiempo después de la fundación de Buenos Aires, en octubre de 1580, Juan de Garay traza el plan urbano y reparte entre su gente las tierras costeras al norte y al sur de la ciudad.
La repartija la hace como “compensación a los conquistadores por los muchos gastos de sus haciendas y muchos trabajos en cosas que se han ofrecido”, ya que la expedición se hizo por cuenta y riesgo de los fundadores.
Traza el ejido como una cuadrícula de 16 manzanas con frente al río por 9 de fondo, con centro en la plaza y calles entre ellas. A cada manzana, la divide a su vez en 4 solares.
Ese primer acto, tan lejano, atraviesa toda nuestra historia y nos acompaña todavía hoy en nuestra vida diaria.

Aquellas manzanas tenían 150 varas de longitud, equivalentes a 129,99 m que es lo que tienen nuestras cuadras actuales. De allí viene también el ancho de la mayor parte de los terrenos sobre los que están edificados los edificios y casas en que vivimos: 8,66 m, el equivalente a 10 varas.
Con el paso del tiempo los solares, que eran demasiado grandes, sufrieron un natural proceso de subdivisión por venta y se decidió hacerlo formando lotes de 10 varas, medidas mínimas para lotes según los sucesivos códigos de edificación. Mínimas para construcciones “normales”, porque hay un algunos ejemplos de lotes singulares, como los de la casa del Pasaje San Lorenzo 380 (entre Balcarce y Defensa, barrio de San Telmo) que tiene sólo 3 varas de ancho. Hay otro similar en la calle Alsina 455. Sus tamaños tan llamativos tienen su origen en subdivisiones anteriores de las que quedaron como un espacio residual.

Como podemos ver, estas medidas arcaicas permanecen entre nosotros más vivas que los dinosaurios en el programa de Susana Giménez.

Continuará...

Una aclaración que me hizo Alejandro Macagno personalmente:
Las "manzanas" de Garay tenían 140 varas a las que hay que agregar 11 varas de calle, totalizando 151 varas (medida exacta de las cuadras que utilizaron).
Vayan pues la correción y el agradecimiento, acá mismo. 22 de julio de 2009

miércoles, 1 de julio de 2009

"A" Medidas humanas y no tanto


Medidas humanas, raras y no tan humanas

Medir es comparar una magnitud con otra tomada como unidad. La unidad de medida de longitud por antonomasia es el metro, cuyo nombre deriva del griego metrov y significa precisamente: medida. Su equivalente para el peso es el Kilogramo.
Ambos fueron creados en la época de la Revolución Francesa, como un intento de unificación y normalización de las distintas unidades de medida que se usaban desde el fondo de los tiempos. Fue uno de los primeros intentos exitosos de “globalización”.

Hasta entonces la diversidad de unidades era impresionante, incluso patrones con el mismo nombre medían o pesaban distinto en diferentes regiones, lo que hacía muy dificultoso el intercambio. Pero había algo que las englobaba a todas: eran medidas a escala humana, tenían relación directa con nuestro tamaño y con las distancias y pesos que podemos manipular en forma directa.

Hoy estamos familiarizados con medidas abstractas y absurdas en el sentido de la imposibilidad real de concebirlas, aun cuando las utilizamos en forma cotidiana y tenemos tecnología para ello.
La nanotecnología por ejemplo, que trata y aprovecha de fenómenos que ocurren en distancias muy pequeñas: en la millonésima parte del milímetro. Por pequeño que parezca hacen falta entre 3 y 5 átomos para llegar a 1 nanómetro.
Para el otro lado, para las grandes distancias, hablamos de Año-luz, que es una medida de distancia, no de tiempo como sugeriría la palabra año: es lo que recorre la luz en un año y son casi 10 billones de kilómetros (unas mil veces más grande que el diámetro del sistema solar).
El primero en ver más lejos que lo que llegaban nuestros ojos fue Galileo en 1609 al perfeccionar y construir el primer telescopio, que aumentaba 6 veces el tamaño de las cosas. El camino a observar lo más pequeño lo inició el holandés Zacharías Janssen al fabricar el primer microscopio, pero fue el tendero Antón Lowenthal el primero que se dio el gusto de ver bacterias, espermatozoides y glóbulos rojos.

Algunos nombres de viejas medidas son una prueba más del tamaño “humano” de las mismas: pié, cuarta, palmo, codo, braza. Como recuerdo y porque alguna de ellas continúan entre nosotros, vaya este repaso de medidas antiguas:

Legua: 5196 metros (cuarenta cuadras) Varía a lo largo de la historia y de los países entre 4 y 6 Km y se estableció partiendo de lo que recorre un caballo en una hora de marcha al paso.

Cuadra: 129,99 m ( 1 cuadra = 150 varas = 129,99 m) El primero que usó las cuadras por estos pagos fue Juan de Garay, con ellas cuadriculó a Buenos Ayres.

Vara: 2 codos = 0,866 m

Arroba: antigua medida de peso, equivalente a 11,5 Kg , también equivale a 25 libras

Fanega: equivalente a 44 Kg. (1 fanega= 2 almudes= 44 Kg) ( 1 costal = 2 fanegas = 4 almudes = 88 Kg )

Onza: la anglosajona es equivalente a 28,349 gr (16 onzas = 1 libra = 453,59 gramos)
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